Comienza en Francia el juicio por fraude y engaño contra los fabricantes de las prótesis mamarias defectuosas PIP, uno simplantes fabricados con gel industrial ilegal, diez veces más barato del que declaraban a las autoridades sanitarias galas y que se rompían con mucha facilidad, aunque el contenido no era tóxico. Las prótesis fueron implantadas a 18.000 mujeres en España y unas 40.000 en Francia.