Alrededor de un millón de peregrinos asisten a la ceremonia

Alrededor de un millón de peregrinos se concentran en las calles de Roma y la Plaza de San Pedro para seguir en directo la ceremonia que convierte a Juan Pablo II en el décimo papa beato proclamado por la Iglesia Católica y que ha dado comienzo a las 10,19 horas de este domingo 1 de mayo, según han indicado fuentes de la Santa Sede.

Concretamente, los fieles se han congregado en la Plaza de San Pedro, con espacio para 40.000 personas de pie y otras tantas sentadas, así como en Via de la Conciliacion, los puentes de San Angelo y Vittorio Manuele y Plaza de Risorgimiento, donde se han instalado pantallas gigantes para facilitar el seguimiento del acto y que, según han indicado las mismas fuentes, se encuentran "a rebosar".

Todos ellos portaban multitud de banderas y pancartas para rememorar al Papa polaco y lanzaban gritos de 'Viva el Papa', cuando ha aparecido Benedicto XVI que, en su recorrido hacia el altar, ha bendencido a los asistentes y, entre ellos, a varios bebés. Es, además, el primer Pontífice en los últimos 10 siglos que convierte en beato a su inmediato precedesor.

Desde la Plaza de San Pedro también siguen la ceremonia 87 delegaciones extranjeras, entre las que destaca la española encabezada por los Príncipes de Asturias que han llegado a sus asientos ubicados junto al altar a las 9,30 horas y se han sentado al lado de los Grandes Duques de Luxemburgo. Asimismo, de la delegación italiana, están presentes el primer ministro, Silvio Berlusconi, y el presidente de la República Italiana, Giorgo Napolitano. Además, asisten unos 500 obispos, de los que al menos 26 son españoles.

Pese a las predicciones meteorológicas, la lluvia está respetando a los peregrinos que asisten a la ceremonia de beatificación, que ha comenzado con la lectura de la llamada 'fórmula de beatificación', que consiste en leer los aspectos principales de la vida del beato. Posteriormente, se descubrirá el tapiz con una imagen del nuevo beato mientras se canta el himno del beato en latín, que se ha inspirado en las primeras palabras de Juan Pablo II en la homilía de inicio de su Pontificado: "No tengáis miedo, abrid de par en par las puertas a Cristo".

Este domingo por la mañana se traslada el féretro de Juan Pablo II ante el altar de la Confesión de la Basílica de San Pedro. Finalizada la misa y la ceremonia de beatificación de Karol Wojtyla, Benedicto XVI y todos los cardenales concelebrantes se dirigirán al altar de la Confesión en procesión y rezarán unos instantes ante el cuerpo del nuevo beato.

Posteriormente, los peregrinos podrán venerar los restos de Juan Pablo II y no se cerrará la basílica de San Pedro "hasta que no haya pasado el último peregrino", según confirmó el padre Federico Lombardi.

Ante la posibilidad de que lleguen al menos un millón de personas a Roma para venerar el cuerpo, Lombardi la basílica permanecerá abierta "toda la noche" si fuera necesario y tan sólo se cerrará durante unos minutos para llevar a cabo las tareas de limpieza.

DESDE LA MADRUGADA

Poco después de las 5,30 horas, los agentes ubicados en los controles de seguridad han empezado a dejar pasar a los peregrinos que se agolpaban tras las vallas de seguridad para coger el mejor sitio mientras comenzaba a amanecer sobre la Plaza y repicaban las campanas del Vaticano.

Frente al brazo de Carlo Magno se puede ver la ventana de la habitación del Papa Benedicto XVI con una vela en el alfeizar que indica a los peregrinos que el Pontífice ya se encontraba en sus dependencias de la Santa Sede preparado para salir a las 10,00 horas a oficiar la misa y convertir en beato a Juan Pablo II.

Para que los peregrinos puedan seguir la ceremonia, la organización ha habilitado 40.000 sillas a las que ya están accediendo las primeras religiosas. La Guardia Suiza y la Gendarmería vaticana han dejado pasar en grupos a los peregrinos provenientes de todo el mundo para que puedan tomar asiento. Miles de peregrinos siguen la ceremonia de pie.

Durante toda la noche, muchos peregrinos han permanecido en vela visitando las Iglesias abiertas con motivo de la beatificación en la que se ha denominado 'La noche blanca de las iglesias'. Concretamente, ocho templos de Roma han tenido sus puertas abiertas desde media noche: la Iglesia de Santa Inés, San Marcos del Campidoglio, Santa Anastasia, la Iglesia del Jesús, Santa Maria en Vallicella, San Juan de los florentinos, San Andrés de la Valle y San Bartolomé de la Isla.