Más de 18.000 kilómetros por los 17.000 niños que esperan una familia de acogida

  • Carrera virtual de ASEAF: ‘Ni un niño sin familia’
  • Se supera la cifra prevista de 17.000 kilómetros, uno por cada menor y adolescente que crece en centros tutelados
Carrera popular
Carrera popular |ASEAF

El objetivo de la carrera virtual Ni un niño sin familia se ha rebasado. Han sido 18.046,478 el total de kilómetros recorridos, superando el reto de alcanzar los 17.000. Han sido nueve días de contar pasos corriendo, andando, en patinete, y todo, en un ambiente solidario y con la ilusión de alcanzar la meta, de esta prueba, que comenzó el 19 de noviembre y que finalizó el día 27.

Los corredores han representado en su dorsal a Diego, Nora, Adrián, Raquel, Mohamed… niños que se han hecho visibles a través de jóvenes, adultos, padres, madres o hermanos. Todos han dado testimonio de los años, meses y días que los menores y adolescentes de centros llevan esperando una familia que les proporcione un hogar.

Al cole en pijama para que no haya "ningún niño sin familia"
Al cole en pijama para que no haya "ningún niño sin familia"
Al cole en pijama para que no haya "ningún niño sin familia"

Al cole en pijama para que no haya "ningún niño sin familia"

Muchos de los participantes han dejado mensajes para los niños junto a las fotos y vídeos recibidos: “Acoger es lo mejor que he hecho en mi vida”, “participo por Naima”, “soy hijo de acogida y quiero que haya más chicos en familia”, “Necesitan vivir con el abrazo de un hogar”…

La presidenta de ASEAF, María Arauz de Robles ha destacado la importancia de unir deporte y solidaridad a través de esta carrera. “Han sido más de 18.000 kilómetros, mil más de los previstos, uno por cada niño que podría vivir con unos padres, con unos hermanos de acogida porque el ser humano necesita una familia para crecer integralmente”.

Además señala que hay que dar voz a la acogida porque es el tipo de familia más desconocida en España, un país que “es de los más generosos del mundo, pero cuyos ciudadanos no saben que cerca de ellos hay menores que necesitan criarse en un hogar. Solo quieren que alguien esté loco por ellos y se lo demuestre”. Habla de la ineficiencia de los centros que generan desprotección y añade que la desinstitucionalización está llamando a la puerta “con determinación y sin pausa”.