El bebé que fue encontrado muerto este lunes dentro de una cajonera de una casa okupa abandonada de Madrid murió antes de nacer, por lo que no se trata de un homicidio, han informado fuentes de la investigación. La autopsia ha determinado que el bebé nació ya muerto, por lo que la Policía no puede imputar a los padres un delito de homicidio, aunque les busca para tomarles declaración.
Los investigadores creen que los padres son una pareja de ciudadanos rumanos que mendigaban por la zona, ya que según varios vecinos la chica estaba embarazada y luego han dejado de verles.
El cadáver del bebé fue encontrado ayer sobre la una de la tarde por un hombre de origen rumano que entró en una casa okupa de la calle Orión de la capital, ya abandonada, para recoger chatarra y halló en un cajón de una cómoda, metido en una bolsa de un supermercado, el cuerpo de lo que parecía un recién nacido.
Darilo Marín, dueño del locutorio que hay junto a esa casa, ha relatado que cree que el bebé puede ser de una pareja rumana que deambulaba por el distrito de Barajas desde hacía meses y solía pedir en los supermercados, y "a los que conocía todo el mundo".
Ha explicado que la chica habla muy poco castellano y el chico algo más, y que la casa en la que se ha encontrado el cuerpo es de una familia que la mantiene vacía desde hace años y la pareja rumana pudo entrar allí a pernoctar.