Madrid forma parte del grupo de comunidades autónomas donde la gran recesión de los últimos años ha tenido un menor impacto, junto con el País Vasco y Navarra, tanto en términos de caída acumulada del PIB como de destrucción de empleo y crecimiento del paro.
Esta es una de las principales conclusiones del último numero de Papeles de Economía Española, editado por la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas) y dedicado a la economía de las regiones españolas durante la crisis, que asegura que existen diferencias "considerables" entre ellas y avanza que habrá que "priorizar" distintas políticas dependiendo de la situación de cada autonomía.
El informe destaca que en Madrid la caída acumulada del PIB en los casi cinco años que van del segundo trimestre de 2008 al primero de 2013 ha sido del 3,5% y que la destrucción de empleo ha sido del 13%, aunque la tasa de paro ha pasado del 8 al 20% de la población activa.
Entre las características "estructurales" que limitaron de algún modo el impacto inicial de la que Funcas denomina "gran recesión" menciona que la trayectoria cíclica de la economía madrileña está "muy sincronizada" con el conjunto de España y que "existe una gran coherencia entre ambas realidades, especialmente a medio y largo plazo".
También la elevada renta per capita, la mejor dotación de capital humano y la menor tasa de paro estructural de la Comunidad de Madrid, así como el hecho de que la estructura productiva regional estaba justo antes de la crisis entre las de menor peso relativo de las actividades inmobiliarias y de construcción (alrededor del 15% del PIB).
A cambio, el informe destaca que el impacto negativo de la crisis se manifiesta principalmente en Madrid en su sector industrial, con un retroceso acumulado del 36%, aunque también en este caso ha contado con características que han suavizado el problema, entre ellas el "efecto capitalidad".
El análisis de la Fundación de Cajas de Ahorro advierte de que los efectos de esa "gran recesión" sobre el nivel de vida de los ciudadanos van más allá de la evolución del PIB per capita y la tasa de paro y apuesta por un enfoque multidimensional que incluya otros factores relacionados con el desarrollo humano o la pobreza económica.
MADRID MANTIENE SU POSICIÓN DE VENTAJA
En ese sentido, recuerda que Madrid ocupa una de las primeras posiciones, junto con el País Vasco y Navarra, en cuanto a nivel de desarrollo humano, en un índice que combina indicadores de salud, educación y bienestar material.
Y explica al respecto que su comportamiento desde 2007 hasta 2011 ha sido ligeramente negativo pero bastante mejor que la media nacional.
A su vez, el índice de pobreza económica, que tiene en cuenta la brecha relativa de pobreza y el paro de larga duración, ha crecido de forma muy parecida al conjunto del país, de modo que Madrid mantiene su posición de cierta ventaja previa a la crisis.
Si los indicadores de pobreza relativa se corrigen con arreglo al diferencial del coste de la vida en Madrid respecto al promedio nacional, dice en todo caso, "los resultados empeoran notablemente".
Por otra parte, en relación con el factor trabajo, Madrid cuenta, históricamente, con una tasa de paro por debajo de la media nacional, aunque ni siquiera en los años más expansivos bajó del 6%, lo que sugiere que ahí podría situarse su tasa estructural de desempleo.
La población activa madrileña alcanza también uno de los niveles educativos más altos del país, lo que tiene un efecto positivo sobre su participación en el mercado laboral, el acceso al empleo y las remuneraciones salariales.
Precisamente por ello, la educación en Madrid tiene un impacto más bajo que la media nacional para reducir la probabilidad de desempleo, aunque tiene el rendimiento salarial más alto de España.
En lo que se refiere a la dotación de factores productivos, la Comunidad de Madrid presenta una de las tasas de productividad del capital más elevadas del país, a pesar de que su dotación de capital por habitante está muy por encima de la media nacional.
Aunque en el primer decenio del siglo actual el esfuerzo inversor en España se ha dirigido preferentemente hacia algunas de las regiones con peores dotaciones, Madrid sigue contando con una elevada provisión de capital neto per capita y con un alto rendimiento de ese capital en sus efectos sobre la actividad económica.