El guardia civil que se enfrenta desde hoy a un juicio acusado de haber matado a su mujer en 2013 asegura que ella se suicidó por "depresión y tristeza" porque creía que la hija de ambos no la quería y ella no era buena madre. La Sección 27 de la Audiencia Provincial de Madrid ha comenzado hoy el juicio contra Raúl R.P., quien se encuentra en prisión desde el 7 de junio de 2013 por el asesinato de su mujer, Sonia E.M., ocurrido tres meses antes en el domicilio en el que ambos vivían en Aranjuez.
Inicialmente se pensó que podía tratarse de un suicidio, como sostenía el marido de la víctima, pero las pruebas llevaron a la detención del guardia como presunto autor de la muerte.
La Fiscalía pide para él 20 años de prisión por un delito de asesinato, mientras que las acusaciones particulares piden 25 años de cárcel por asesinato y por omisión del deber de socorro, así como que se prive al encausado de la patria potestad sobre su hija hasta que ésta sea mayor de edad.
También piden responsabilidades al Estado porque el guardia civil estaba de baja cuando ocurrieron los hechos pero tenía en casa su arma reglamentaria, de la que salió el disparo que mató a Sonia.
Durante la jornada de hoy se ha elegido el jurado popular que enjuiciará a Raúl R.P. y las partes han expuesto sus conclusiones.
La defensa del guardia civil, que permanece en la prisión militar de Alcalá de Henares desde que fue arrestado, sostiene que el acusado era el que se ocupaba de la hija que habían tenido ambos tres años antes del suceso, y su mujer no asumía la buena relación entre el padre y la niña. "Decía continuamente que su hija no la quería, que ella no era buena madre", relata el escrito de la defensa, que asegura que Sonia sufría "depresión y tristeza" porque "su hija renegaba de ella", y además temía perder su empleo en el hospital de Aranjuez, donde era enfermera.
El letrado del acusado también sostiene que Sonia había pensado en separarse de Raúl, pero en los días previos a su muerte no lo tenía tan claro, y destaca que la mujer "se había desestabilizado emocionalmente" por la separación de su hermano, llegando a perder peso y estando "demacrada". Además, ha relatado, que la víctima contaba con varios episodios depresivos previos y otras patologías que pudieron influir en que se suicidara.
Según su versión, la mujer cogió la pistola reglamentaria de su marido, que estaba guardada en el canapé de la cama conyugal, y se pegó un tiro en la sien derecha, tras lo que su marido entró en la habitación y, después de superar un shock inicial, llamó al 112 mientras intentaba que la hija de ambos no viera la escena.
Por el contrario, las acusaciones particulares ejercidas por los padres y los hermanos de la fallecida sostienen que fue el guardia civil el que disparó en la sien de su mujer cuando ésta se acostó tras llegar de trabajar en el turno de noche.
Las abogadas de los familiares de Sonia afirman que el encausado "dejó transcurrir el tiempo suficiente para asegurar la muerte y se lavó las manos y limpió restos biológicos" antes de llamar al 112 asegurando que se trataba de un suicidio.
Añaden que el encausado estuvo de baja 21 veces en tres años, entre ellas cuando ocurrieron los hechos, y que la fallecida no padecía depresión.
El juicio continuará mañana con la declaración del acusado y varias pruebas e informes.