Los partidos políticos italianos y sus respectivos líderes emprendieron hoy la campaña para las elecciones generales del próximo 4 de marzo, con ataques a sus oponentes y exhibiendo sus apuestas para llegar al Gobierno.
La carrera por llegar a Palazzo Chigi, sede del Gobierno, empezó nada más conocer la decisión del jefe del Estado, Sergio Mattarella, que disolvió el jueves el Parlamento y abrió así una campaña que se prevé dura y que durará 65 días, el máximo que permite la ley.
En este tiempo permanecerá en funciones el Gobierno del primer ministro Paolo Gentiloni, para lo mínimo indispensable, pero paralelamente la política corre en una campaña que ya se sentía en el ambiente desde hacía meses.
Las primeras palabras llegaron hoy de parte del ex primer ministro y secretario general del Partido Demócrata (PD), Matteo Renzi, que aspira a mantener a su partido en el Ejecutivo después de un lustro de gobierno apoyado por una "muleta" de partidos de centroderecha.
Se presentó como el paladín de la estabilidad, "otra cosa" distinta a sus rivales: el líder de "Forza Italia" (FI), Silvio Berlusconi; el de la xenófoba "Liga Norte" (LN), Matteo Salvini, y el del populista "Movimiento Cinco Estrellas" (M5S), Luigi di Maio.
En un escueto mensaje en Twitter, identificó a los dos primeros, que aspiran a concurrir en una coalición de derechas, con "la prima de riesgo y el populismo" y al tercero, junto al fundador del M5S, Beppe Grillo, con la posibilidad de salida del euro.
"Nosotros somos otra cosa: crecimiento, fiabilidad y fuerza tranquila. No haremos retroceder a Italia, basta de odio y rencor", aclaró, acompañando su comentario con la etiqueta "adelante".
Por otro lado las fuerzas de centro y centroderecha que apoyaron al PD en la ya pasada legislatura anunciaron hoy que concurrirán con una lista única: se llamará "Civica Popolare" y estará liderada por la ministra de Sanidad en funciones, Beatrice Lorenzin.
La idea es dar "el primer paso para la constitución de una fuerza política de inspiración europeísta y reformista para afrontar toda deriva populista", explica un comunicado difundido por los medios.
También se manifestó el ex primer ministro Berlusconi en una entrevista en "Il Corriere della Sera" en la que criticó el pasado e "insuficiente" Gobierno del PD y continuó con sus promesas de rebajas fiscales.
Berlusconi, que hace campaña aunque está inhabilitado a ejercer cualquier cargo público por su condena por fraude fiscal, ha avanzado que si su partido llega al Gobierno aprobará la "renta de la dignidad" para establecer en 1.000 euros las pensiones mínimas.
Unas medidas que han sido recibidas con dudas por sus oponentes, como el caso del secretario general del Partido Demócrata, Renzi, que ha advertido que las intenciones del magnate octogenario costarían a las arcas públicas alrededor de 157.000 millones de euros.
El candidato del M5S, Di Maio, arremetió también contra el ex "Cavaliere", quien a su parecer copia todo su programa electoral a pesar de que públicamente lo considera "una masacre para la clase media".
"Le llamamos la fotocopiadora enloquecida (...) Cada día Berlusconi toma una porción de nuestro programa y lo anuncia. Nos gusta porque cuando gobernemos le pediremos que vote nuestros proyectos de ley que copió", dijo irónicamente Di Maio.
"Il Corriere" también difundió un sondeo electoral del Instituto "Ipsos", que apunta que ningún partido alcanzará el 40 % necesario para gobernar y que da como ganador al M5S con el 28,2 % de la estimación de voto, seguido por el PD de Renzi con un 23,4 %.
En tercer y cuarto lugar, con un 16,7 % y un 14,3 %, se encuentra la FI de Berlusconi y la LN de Salvini.