Los cuatro jefes de Estado que ha tenido Portugal desde la llegada de la democracia en 1974 lanzaron hoy un mensaje de unidad al país durante los actos de celebración del 37 aniversario de la Revolución del 25 de Abril. Antonio Ramalho Eanes (1976-1986), Mário Soares (1986-1996), Jorge Sampaio (1996-2006) y Aníbal Cavaco Silva (2006) se dirigieron a los portugueses para abogar por el entendimiento de los partidos y la formación de un nuevo gobierno después de las elecciones legislativas del próximo 5 de junio.
Por primera vez desde que se conmemora la llamada "Revolución de los Claveles", el acto de celebración principal no tuvo lugar en el Parlamento luso sino en el Palacio de Belén -residencia del presidente- debido a la disolución de la cámara tras la dimisión del primer ministro, el socialista José Sócrates, en marzo.
La crisis económica por la que atraviesa el país y la negociación abierta con Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para recibir una ayuda financiera cercana a los 80.000 millones de euros fueron los asuntos centrales en torno a los que gravitaron los discursos de los cuatro líderes.
El último en intervenir fue el actual jefe del Estado luso, el conservador Aníbal Cavaco Silva, quien habló de "un compromiso patriótico" que debe hacer posible que el Ejecutivo que salga de las urnas en junio disponga "de un apoyo mayoritario" en el Parlamento.
Esta unidad debe traducirse también, en su opinión, en "un esfuerzo de todos para concertar las condiciones de la ayuda externa" con Bruselas y el FMI.
Durante su discurso, en el que al contrario que en anteriores ocasiones no hubo críticas implícitas al actual Gobierno socialista, Cavaco Silva exhortó a la ciudadanía a honrar a quienes hicieron posible la desaparición de la dictadura en 1974 acudiendo a las urnas. "Los que hicieron posible la Revolución del 25 de Abril no perdieron nunca la esperanza de cambiar", insistió el presidente de Portugal.
Los partidos políticos portugueses, cuyos líderes se encontraban entre el público que asistió a este acto, fueron también los destinatarios de gran parte de los mensajes lanzados por los cuatro presidentes lusos, dada la cercanía de las elecciones y el temor a que la crispación se apodere de la campaña.
Cavaco Silva pidió a los grupos responsabilidad, de manera que presenten "propuestas y soluciones concretas", que se alejen de los cruces de acusaciones y eviten que el tono de la campaña impida después alcanzar "compromisos de gobernabilidad".
La intervención más crítica fue la del socialista Jorge Sampaio, quien subrayó que no se puede "ignorar la abstención, la indiferencia de la ciudadanía, el alejamiento entre electores y electos, la desconfianza en las instituciones y en los políticos así como el distanciamiento entre los partidos" que se vive en Portugal.
Lamentó, además, el "corporativismo" y el poco dinamismo de una sociedad civil que "quiere vivir a la sombra del Estado", los políticos "que no están a la altura", los sindicatos y patronales preocupados por sus intereses particulares, e incluso advirtió a los medios de comunicación por su "sensacionalismo".
El también socialista Mário Soares aseguró que dado el momento por el que pasa Portugal, se impone "la necesidad crucial" de que todo el país se una en torno a las reformas "independientemente de las divergencias ideológicas".
Recordó que la concesión de la ayuda financiera de la UE y el FMI a Portugal no resuelve automáticamente los problemas del país y pidió a partidos y agentes sociales a que coloquen el interés nacional por encima de sus intereses particulares para garantizar que el próximo Ejecutivo gobierne con suficientes apoyos en el Parlamento.
En su intervención, Ramalho Eanes defendió también el consenso político y pidió a los partidos que digan en campaña "toda la verdad, con un mínimo de eslóganes y sin demagogia".