El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, será el primer líder que tomará la palabra en las sesiones de trabajo de la cumbre del G20 que comenzará este sábado en Brisbane y en la que expondrá el "impresionante programa de reformas y empleo en España".
Así califica la presidencia de turno australiana del G20 las iniciativas económicas del Ejecutivo de Mariano Rajoy en el mensaje trasladado al presidente del Gobierno pidiéndole que abriera los turnos de palabra en la sesión de trabajo prevista tras la inauguración del evento.
España tiene la condición de país invitado permanente de este foro, en el que Rajoy participará por tercera vez tras asistir en 2012 al celebrado en Los Cabos (México) y en 2013 en San Petersburgo (Rusia).
El presidente, según fuentes del Gobierno, expondrá los datos económicos que considera que son la demostración de que España ha salido de la recesión y está logrando crecimiento y creando empleo, y reiterará su apuesta por continuar por la senda reformista para dejar atrás definitivamente la crisis.
Ya el año pasado Rajoy escuchó en San Petersburgo los elogios del G20 y, en concreto, de líderes como el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, por los resultados de las reformas.
En esta ocasión, el presidente del Gobierno español, además de saludar a Obama, participará con él en una reunión que está esperando confirmación y a la que se prevé que asistan también los otros cuatro líderes de las principales economías europeas: François Hollande (Francia), Angela Merkel (Alemania), David Cameron (Reino Unido) y Matteo Renzi (Italia). Rajoy, quien ha llegado hoy a Brisbane, está acompañado por el ministro de Economía, Luis de Guindos.
El presidente prevé mantener varias reuniones bilaterales con otros jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos el primer ministro australiano y anfitrión de la cumbre, Tony Abbot; y su homólogo de Canadá, Stephen Harper.
Además, Rajoy aprovechará mañana su presencia en Australia para visitar las obras de un túnel del proyecto denominado "Legacy Way" y que, por un montante de casi 1.200 millones de euros, está siendo desarrollado en las afueras de Brisbane por varias empresas, entre ellas la española Acciona.