El papa Francisco confirmó que, como máximo responsable de la iglesia católica, pretende lograr la reunificación con los ortodoxos después de mil años de separación, en el último día de su visita a Turquía.
La jornada estuvo marcada por la participación del pontífice en la divina liturgia ortodoxa en la festividad de San Andrés, patrón de los ortodoxos y que personifica el vínculo con la iglesia de Roma porque era el hermano de San Pedro, el primer papa.
Francisco y el patriarca Bartolomé I quisieron mostrarse a los fieles precisamente como "hermanos" y firmaron una declaración conjunta que confirma la intención que tienen los máximos representantes de los católicos y de los ortodoxos de caminar hacia su reunificación.
Jorge Bergoglio aseguró que la iglesia católica "no pretende imponer ninguna exigencia, salvo la profesión de fe común", a la iglesia ortodoxa en el camino a la unidad entre las dos.
La víspera el portavoz vaticano, Federico Lombardi, explicó a la prensa que la cuestión de la primacía del papado no se abordaría en este encuentro entre Francisco y Bartolomé I y recordó que el asunto es materia en la que se ocupa una comisión teológica mixta.
Ese órgano será el encargado de aportar elementos "para ir adelante" pero aseguró que los líderes de las respectivas iglesias "no tienen que parar" en su intención de lograr la reunificación por que no se haya resuelto la cuestión de la primacía papal, que los ortodoxos rechazan.
El pontífice dijo que ambas iglesias están "ya en el camino hacia la plena comunión" y aseguró que en la práctica existen "signos elocuentes de una unidad real", en un discurso pronunciado en la catedral ortodoxa de Estambul.
El patriarca ecuménico Bartolomé I presidió a las 09,30 hora local (07,30 GMT) la celebración de la divina liturgia en la Iglesia de San Jorge de Estambul en la festividad de San Andrés, en la que el papa, que hoy termina su visita de tres días a Turquía, es el invitado especial.
Después de rezar la oración del Padre Nuestro en latín y de escuchar el discurso del patriarca ecuménico, que también habló de la futura unión de las dos iglesias, Bergoglio aseguró que "lo único que la iglesia católica desea (...) es la comunión con las iglesias ortodoxas".
Destacó que en el objetivo de la reunificación será importante "conservar y sostener" tanto las "tradiciones litúrgicas y espirituales" de los ortodoxos como sus "disciplinas canónicas" y dijo que este principio será la "condición especial y recíproca para el restablecimiento de la plena comunión".
Insistió el papa en que esa unión futura con los ortodoxos -cuyos fieles son unos trescientos millones en todo el mundo frente a los más de mil millones de católicos- "no significa ni sumisión del uno al otro ni absorción, sino más bien aceptación de todos los dones que Dios ha dado a cada uno".
Este principio del respeto mutuo también fue destacado por el patriarca ortodoxo, quien deseó proseguir un diálogo "para la elevación de los obstáculos acumulados por un milenio completo" desde el cisma de 1054 que separó a ambas iglesias cristianas.
Bartolomé I reconoció que la "comunión eucarística" entre católicos y ortodoxos no permite todavía que se constituya un "gran y ecuménico concilio" pero confió en que la iglesia católica participe como observadora en el Santo y Gran Concilio ortodoxo que se celebrará en 2016.
La celebración litúrgica sucedió a los actos del sábado, tanto en la Iglesia de San Jorge como en la catedral católica del Espíritu Santo, donde participaron Bartolomé I y el papa Francisco como signo de la intención de continuar hacia su reunificación.
En una declaración conjunta el papa y el patriarca pidieron hoy después de la divina liturgia a la comunidad internacional que "dé una respuesta apropiada" a los ataques contra cristianos en países de Oriente Medio.
Ambos protestaron por lo que denominaron "un Oriente Medio sin cristianos" en alusión a la violencia cometida contra los fieles de esa religión en conflictos en países del área.
"No podemos resignarnos a un Oriente Medio sin cristianos, que han profesado el nombre de Jesús allí durante dos mil años", dijeron ambos líderes religiosos en una declaración conjunta que firmaron en Estambul.
Los dos manifestaron en concreto su preocupación por los sucesos de violencia contra cristianos "en Irak, Siria y en todo el Oriente Medio".
Y dijeron: "muchos de nuestros hermanos y hermanas están siendo perseguidos y han sido expulsados con violencia de sus hogares. Parece incluso que se ha perdido el valor de la vida humana, que la persona humana ya no importa y que puede sacrificarse a otros intereses".
"Y, de manera trágica, todo esto choca con la indiferencia de muchos", aseguraron el papa y el patriarca.
Exigieron por lo tanto que la comunidad internacional dé "una respuesta apropiada" para acabar con "la terrible situación de los cristianos y de todos los que sufren en Oriente Medio".