Benjamin Netanyahu ha conseguido unir de nuevo a todo el centro-derecha israelí en una coalición de gobierno sólida. El Likud Beitenu, la alianza conservadora que lidera el primer ministro, Benjamín Netanyahu, el derechista Habait Hayehudí y el centrista Yesh Atid han firmado hoy un pacto de Gobierno tras siete semanas de arduas negociaciones.
Un pacto entre formaciones conservadoras y centrsitas que totalizará 70 de los 120 escaños del parlamento y que será presentado al presidente Simón Peres este sábado por la tarde, una vez acabado el shabat, en el último día del plazo improrrogable para hacerlo.
"Trabajaremos juntos en cooperación en el nuevo Gobierno para todos los ciudadanos de Israel", dijo Netanyahu en un comunicado tras la firma del pacto con Yesh Atid, precedida poco antes de la rúbrica con Habait Hayehudí.
Netanyahu prometió además trabajar para "reforzar la seguridad del Estado de Israel y mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos".
Por su parte, el líder de Habait Hayehudí, Naftali Benet, calificó al nuevo Ejecutivo, que podría jurar el domingo, como el de "la gran oportunidad" que no desperdiciará. "Prometimos durante las elecciones encargarnos del coste de la vida, aumentar la competitividad de la economía y devolver el espíritu judío al Estado y ahora tenemos las herramientas para ello. La próxima semana comenzaremos a trabajar, todos nosotros juntos", indicó.
El pacto ha sido firmado poco antes del shabat y no ha estado exento de incertidumbre. Para hacerlo posible, Benet y el líder de Yesh Atid, Yair Lapid, renunciaron a su nombramiento como viceprimeros ministros, lo que había provocado los principales escollos de última hora. Diferencias que impidieron la rúbrica este jueves.
Algunos medios han nombrado a Benet el gran vencedor de la negociación, en contraste con el inexperto Lapid. Benet, empresario de éxito, ex militar de elite y líder del movimiento colono, encabezará a cambio un subcomité ministerial para el coste de la vida, centralización económica y aumento de la competitividad que se creará en los próximos 30 días.
Lapid, por su parte, encabezará un comité conjunto parlamentario para aumentar el reclutamiento en el Ejército y que presentará una propuesta de ley en 45 días para extenderlo a los ultraortodoxos. El propio Lapid tuvo que renunciar en la negociación a la cartera de Exteriores, que había exigido públicamente, para conformarse con Finanzas, una auténtica patata caliente en un momento en que todos los analistas auguran subidas de impuestos y recortes en el gasto público.
En su cuenta de Facebook aseguró que no teme "tomar medidas impopulares" porque su trabajo no consiste en "ser popular, sino en liderar" y tildó de "conspirativa" la teoría de que ha caído en una trampa de Netanyahu.
UN GOBIERNO SIN ULTRAORTODOXOS
Además de Likud Beitenu, Habait Hayehudí y Yesh Atid, integrarán la coalición otros dos partidos de centro y centro-derecha: Kadima y Hatnuá.
El nuevo Gobierno será el primero sin partidos representantes del judaísmo ultraortodoxo desde nada menos que 1977, a excepción de un breve lapso de tiempo (2003-2005) en la segunda legislatura de Ariel Sharón.
Tendrá 21 ministros, frente a los 29 actuales: Likud tendrá siete carteras, Yesh Atid cinco, Israel Beitenu cuatro, Habait Hayehudí tres y Hatnuá dos.
Entre los de mayor envergadura, Defensa irá a Moshe Yaalon, considerado uno de los dirigentes más derechistas del Likud, Industria y Comercio a Benet y Justicia a Livni. Exteriores quedará en manos de Netanyahu, en Interior se sentará un miembro del Likud y a Educación irá el rabino Shai Pirón, número dos de Yesh Atid.