Los condes de Wessex, el príncipe Eduardo, hijo menor de Isabel II de Inglaterra, y su esposa, Sophie Rhys-Jones, han llegado este martes a Gibraltar para participar en los actos del 70 aniversario de la llegada al trono de la reina.
Los condes han llegado al aeropuerto de Gibraltar a las 19:15 horas de esta tarde, con cinco horas y media de retraso sobre la hora prevista.
El retraso se ha debido a que el avión en el que viajaban a Gibraltar ha tenido que regresar al aeropuerto de Londres, después de que cuando sobrevolaba Francia, fuera detectado un fallo técnico menor.
Así los condes han llegado finalmente a Gibraltar a las 19:15 horas, en un nuevo vuelo.
El ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, su esposa y otras autoridades de la colonia británica les han recibido al pie del avión.
Debido al retraso, la agenda pública del viaje se retomará este miércoles con una visita a las fortificaciones medievales de Moorish Castle (Castillo de los Moros) y un paseo por la calle principal, Main Street.
El programa oficial y público del viaje concluirá el jueves 9 con un desfile militar, tras el que los condes regresarán a Londres.
Semanas atrás, tras el anuncio de este viaje, el Ministerio de Asuntos Exteriores español protestó ante las autoridades británicas y trasladó "su malestar" por considerar que la visita "no resulta oportuna" en pleno proceso de negociación para un futuro acuerdo UE-Reino Unido sobre Gibraltar.
El príncipe Eduardo de Inglaterra y su esposa, Sophie Rhys-Jones, ya fueron los encargados de representar a la reina en las celebraciones que por su 60 aniversario tuvieron lugar en Gibraltar en 2012.
Esa visita también suscitó la protesta de España aunque en aquella ocasión no se limitó a una nota verbal, sino que propició varios comentarios negativos del entonces ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, y la cancelación del viaje de la reina Sofía a Londres para asistir a las celebraciones de dicho jubileo.
Para los gibraltareños, estas visitas son una oportunidad para expresar su "inquebrantable lealtad" a Isabel II, tal y como ha explicado en una nota de prensa el Gobierno gibraltareño, que ha exhortado a los vecinos a adornar sus casas con los tradicionales colores rojo, blanco y azul de la bandera británica para expresar su afecto a una reina que ha batido el récord de permanencia en el trono.