Al menos dos guardias de Seguridad murieron y tres más resultaron heridos en el asalto de un grupo de hombres armados a la casa del vicepresidente del Consejo Presidencial libio designado por la ONU y del llamado gobierno de unidad nacional, Ahmad Motaiq.
Fuentes de Seguridad explicaron a Efe que otros tres agentes fueron secuestrados durante el ataque, ocurrido a altas horas de la noche en el barrio de Al Andalus, cerca de la base naval en la que se refugia el citado gobierno, nombrado por el Consejo Presidencial. El vicepresidente no se encontraba en la vivienda, de acuerdo a ese relato.
Tras el asalto, que ha sido atribuido a la Brigada Revolucionaria de Trípoli, milicia dirigida por el señor de la guerra Haytem Tajouri, tanques y vehículos blindados rodearon esta zona, en la que se concentran la mayoría de las embajadas y las casas de los miembros del Consejo.
Hombres armados también atacaron el domicilio de Juma Sayeh, exmiembro del Parlamento en Trípoli y uno de los promotores de que este órgano no reconocido se integre en el Consejo de Estado que debe supervisar al gobierno de unidad.
Además de en Trípoli, escenario durante toda la noche de tiroteos y combates en distintos puntos de la ciudad, la violencia se desató anoche en Bengazi, segunda urbe en importancia del país y escenario desde hace años de combates entre los gobiernos rivales de Trípoli y Tobruk.
Según fuentes de seguridad, 24 personas murieron y 25 más resultaron heridos en las últimas 48 horas en enfrentamientos entablados en el barrio de Hawari y los aledaños de la antigua fábrica de cemento.
El viernes, aviones de combate bajo el mando del general Jalifa Hafter, jefe del llamado Ejército regular libio, comenzaron a bombardear posiciones de la milicia islamista "Majlis al Shura", afín al gobierno rebelde de Trípoli, en esas zonas, explicaron las fuentes. Las fuerzas de Hafter atacaron con artillería pesada, asimismo, la Universidad y a la Escuela de Ingeniería, uno de los centros de mando de las milicias.
Bengasi es escenario de combates desde que mayo de 2014 Hafter levantara un cerco sobre la ciudad que en dos años ha causado la muerte de cientos de personas y el desplazamiento forzoso de miles más, y que ha permitido que miembros de la rama libia del grupo yihadista Estado Islámico (EI) se hayan infiltrado en sus barrios.
El asedio a Bengasi es uno de los principales escollos para el éxito del proceso de paz libio. Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la comunidad internacional apoyar militarmente el alzamiento contra la dictadura de Muamar al Gadafi, que cayó ese mismo año.
Desde un mes el país vive una situación política confusa, con un gobierno de unidad nacional establecido en Trípoli que no cuenta con legitimidad interna, un Parlamento reconocido internacionalmente en Tobruk que se niega a respaldar ese gabinete, y un liderazgo cesante y rebelde en la capital que aún conserva poder militar.
De la situación han sacado provecho tanto grupos radicales como la rama libia de la organización terrorista Estado Islámico, que en el último año ha ampliado el territorio bajo su control e incluso establecido un nuevo bastión en la costa del Mediterráneo, como los traficantes de personas, que gestionan un negocio millonario.