El papa Francisco ha pasado una noche tranquila, desayunó normalmente, y se trasladó al sillón, mientras continua el tratamiento para la neumonía bilateral y se esperan "probablemente" para hoy los resultados de la tomografía computerizada (TAC) realizada la víspera, informaron fuentes vaticanas.
Francisco está a la espera los resultados de la nueva TAC, tras la última realizada el 18 de febrero que había mostrado la neumonía bilateral, y el pronóstico de los médicos sigue siendo reservado, es decir, no se concreta su evolución.
En el último parte médico del martes se informó de que Francisco, de 88 años, sigue en estado "crítico" pero "estable" en el hospital Gemelli de Roma, donde lleva ingresado 13 días.
Y se explicó que la "estabilidad" de sus condiciones también se refiere a la insuficiencia renal que le había sido diagnosticada en los últimos días, "leve", "bajo control" y que no suscita preocupación entre sus médicos.
La Santa Sede ha informado este miércoles que el papa Francisco continúa con su trabajo, pues comunicó el nombramiento de cuatro obispos más, de México, Australia y Tanzania. Asimismo, publicó el texto de la catequesis que Francisco tenía prevista leer en la tradicional audiencia de los miércoles, en la que se refiere a la muerte como "hermana".
El texto previsto para este 26 de febrero continúa su serie de catequesis sobre la infancia de Jesús, y aborda el relato de la presentación de Cristo en el Templo, donde es recibido por Simeón y Ana, dos ancianos.
"Lleno de este consuelo espiritual, el viejo Simeón ve la muerte no como fin, sino como plenitud, como plenitud, la espera como una "hermana" que no destruye sino que la introduce en la verdadera vida que ya ha gustado y en la que cree", escribió el Papa.
"El canto de la redención de dos ancianos lanza así el anuncio del jubileo para todo el pueblo y para el mundo", prosiguió en su catequesis, que culmina llamando a imitar a ambos personajes, que considera "peregrinos de la esperanza", "que tienen ojos claros, capaces de ver más allá de las apariencias, que saben 'oler' la presencia de Dios en la pequeñez, que saben acoger con alegría la visita de Dios y reavivar la esperanza en el corazón de nuestros hermanos". Esta reflexión se contextualiza en el Jubileo 2025, que Francisco ha dedicado a la esperanza.