Estados Unidos dio un paso más en su apertura a Cuba al permitir la importación de algunos productos fabricados por "empresarios independientes" cubanos, una medida sujeta a notables excepciones pero con la que Washington busca dar más poder al pequeño sector privado de la isla.
El Departamento de Estado publicó una normativa por la que los estadounidenses podrán importar bienes y servicios producidos por empresarios cubanos que demuestren su independencia del Estado, en una flexibilización del embargo comercial impuesto a la isla hace más de medio siglo.
Sin embargo, los estadounidenses no podrán importar alimentos, productos agrícolas, alcohol y tabaco, productos minerales, químicos, textiles, metales, maquinaria y equipos eléctricos, vehículos, armas ni munición de Cuba.
El Gobierno del presidente Barack Obama confía en actualizar periódicamente la normativa e ir eliminando algunas de esas excepciones con el fin de impulsar un intercambio comercial cada vez más dinámico entre Estados Unidos y Cuba.
"Esta es otra medida destinada a apoyar la capacidad del pueblo cubano de lograr un mayor control sobre sus propias vidas y encaminar el futuro de su país", indicó el Departamento de Estado en un comunicado.
El incipiente sector privado en Cuba suma ya unos 480.000 "cuentapropistas", como se denomina en la isla a los trabajadores autónomos, que confían en que el proceso de normalización de relaciones con Estados Unidos sirva de impulso a sus negocios.
El Departamento de Estado admitió hoy que no puede "predecir" si el Gobierno cubano permitirá que los empresarios cubanos exporten a EE.UU., pero espera "sinceramente que permita el acceso de ésta y otras nuevas oportunidades al naciente sector privado de Cuba".
Las importantes excepciones incluidas en la lista hacen probable que las primeras importaciones de productos estén "limitadas a alfarería y joyería artesanal", según dijo a Efe el presidente del centro de estudios Diálogo Interamericano, Michael Shifter.
No obstante, "este es un paso importante porque sugiere que Estados Unidos quiere avanzar gradualmente para alentar una mayor apertura económica en Cuba", afirmó Shifter.
"La reacción del Gobierno cubano probablemente sea cauta. Tendrá que decidir hasta qué punto está preparado para permitir el flujo de bienes y servicios entre los empresarios privados del país y EE.UU.", añadió el experto.
Las empresas estadounidenses que deseen importar productos de Cuba bajo la nueva normativa, que entra en vigor de inmediato y está sujeta a impuestos y tasas, deberán aportar "pruebas que demuestren el estatus independiente" de los empresarios cubanos con los que desean hacer negocios.
Para ello, pueden proporcionar el permiso que emite el Gobierno cubano a ciertos individuos que dirigen pequeñas empresas en la isla o, en ciertos casos, puede ser suficiente "la verificación de una organización independiente", según la normativa publicada hoy.
CubaNow, una organización del exilio cubano partidaria de levantar el embargo y de abrir vías de diálogo con la isla, celebró hoy las nuevas medidas al asegurar en un comunicado que "abren un nuevo horizonte para todos aquellos en la isla que buscan aumentar su autonomía con la apertura de pequeños negocios".
Al anunciar a mediados de diciembre pasado el inicio del proceso de normalización de relaciones con Cuba, Obama promulgó varias medidas económicas, entre ellas la expansión de ventas y exportaciones comerciales de ciertos bienes y servicios desde Estados Unidos y el permiso a las instituciones estadounidenses de abrir cuentas en bancos cubanos.
Además, los viajeros que vayan a Cuba están ahora autorizados a importar bienes valorados en 400 dólares, de los cuales no más de 100 pueden consistir en productos de tabaco y alcohol.
En enero, Estados Unidos anunció la suavización de las sanciones que limitaban los viajes de estadounidenses y prohibían intercambios de bienes y capital con Cuba, lo que permite, entre otras cosas, el uso de tarjetas de crédito estadounidenses en Cuba.
No obstante, el levantamiento completo del embargo comercial requiere una acción del Congreso estadounidense, donde un grupo bipartidista de senadores presentó este jueves un proyecto de ley que acabaría con esa política y abriría las puertas a las exportaciones estadounidenses a la isla.