El primer debate en profundidad de los aspirantes a la candidatura presidencial republicana para 2012 concluyó hoy con el anuncio formal para la misma de la congresista Michelle Bachmann y muchas críticas al presidente demócrata, Barack Obama.
A lo largo de dos horas, siete aspirantes republicanos se esforzaron por cautivar a las bases de su partido en el debate organizado por la cadena de televisión CNN en Nueva Hampshire.
Bachmann; el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney; el ex gobernador de Minesotta Tim Pawlenty; el ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich; el ex senador Rick Santorum, el congresista Ron Paul y el empresario Herman Cain respondieron a preguntas sobre el sistema de salud, la inmigración, la economía, los derechos de los homosexuales o el aborto.
Todos ellos quisieron hacer gala de sus credenciales conservadoras e insistieron, por ejemplo, en que, si llegan al poder, abolirán la reforma del sistema de salud promulgada el año pasado por Obama.
La política exterior brilló prácticamente por su ausencia -apenas se mencionaron el Yemen, Afganistán o Libia- en un debate en el que todos los protagonistas insistieron en la necesidad de promover la seguridad en las fronteras como fórmula para resolver los problemas de la inmigración ilegal.
Algunos, como Newt Gingrich, abogaron por trasplantar a la frontera "la burocracia del Departamento de Seguridad Nacional. Sólo con eso ya habría gente suficiente" para vigilarla.
La primera novedad -si bien ya esperada- de la noche había llegado de la mano de Bachman, que en su declaración inicial anunció que una hora antes de comenzar el debate había presentado los formularios necesarios para formalizar su candidatura.
"No podemos arriesgarnos a dar al presidente Obama cuatro años más para desmantelar el país. Tenemos que actuar ya", indicó Bachmann en una carta de recolección de fondos enviada al tiempo del debate.
La congresista es una de las favoritas del Tea Party y está considerada por los analistas como una candidata de mayor solidez que el gran ídolo de este movimiento derechista, Sarah Palin, con quien se la compara con frecuencia.
Precisamente Palin fue una de las grandes ausencias de la noche. La ex gobernadora de Alaska, tan popular entre las bases republicanas como detestada por los demócratas, aún no se ha pronunciado acerca de si finalmente se presentará o no.
Sin Palin en el escenario, el objeto de todas las miradas fue Mitt Romney, quien ya se presentó en 2008 y fue derrotado en las primarias republicanas por John McCain. Está considerado el principal aspirante entre los candidatos actuales.
Romney, del ala moderada del partido, defendió el sistema de salud público que implantó en Massachusetts durante su mandato y que otros aspirantes, como Pawlenty, han criticado como muy similar al que promulgó Obama el año pasado.
Para sorpresa de algunos analistas, Pawlenty rechazó la oportunidad en el debate de repetir sus ataques contra Romney.
En su lugar, los siete candidatos se centraron en atacar al enemigo común, Obama, al que casi todas las encuestas sitúan hoy por hoy por delante de los aspirantes republicanos pero que los analistas consideran que podría perder terreno si la economía no se recupera decididamente.
Así, Pawlenty acusó al presidente de derrotismo y de usar recetas económicas equivocadas. "Si Brasil puede tener un crecimiento del 5 por ciento y China también, entonces EEUU también puede tener un crecimiento del 5 por ciento", dijo.
"En tanto apliquemos un programa que debilite nuestra divisa de manera deliberada, exportaremos empleos al exterior, y eso es lo que está ocurriendo", dijo, a su vez, Paul.