Los responsables de la central nuclear de Fukushima han detectado por primera vez una de las brechas por las que el agua subterránea penetra en los sótanos de los reactores, según muestra hoy un vídeo grabado por la operadora de la planta.
Tokyo Electric Power (TEPCO), propietaria de la central, logró perforar el suelo de la planta baja del edificio de turbinas del reactor 1 y tras introducir una cámara obtuvo un vídeo que muestra una filtración en la pared, concretamente en la junta de una tubería que procede del exterior del recinto.
La empresa evaluará ahora la cantidad de agua subterránea que fluye al interior a través de esa brecha.
En total, se estima que unas 70.000 toneladas de agua radiactiva empleada para los sistemas de refrigeración yacen acumuladas en los sótanos de los reactores 1 a 4 y en sus respectivas salas de turbinas.
A eso se suman otras 400 toneladas diarias que se cree que fluyen desde los acuíferos subterráneos a los sótanos, donde se mezclan con el agua ya contaminada.
Debido a esta acumulación de agua, se cree que unas 300 toneladas de estos sótanos se filtran después al océano Pacífico cada día.
Para evitar estos vertidos al mar el Gobierno nipón aprobó esta semana un presupuesto de 47.000 millones de yenes (357 millones de euros).
De ese monto, 32.000 millones de yenes (243 millones de euros) se invertirán en un sistema experimental mediante el cual se pretende congelar el subsuelo alrededor de los edificios para crear un muro que evite la entrada de agua subterránea.
El sistema, que consiste en introducir unas conducciones de metal en el suelo hasta una profundidad de 30 metros y bombear cloruro de calcio líquido a -40 grados centígrados para congelar la tierra alrededor, se empezará probar el mes que viene con vistas a que pueda estar operativo en marzo de 2014.
Parte de ese presupuesto también va destinado a atajar filtraciones de agua radiactiva detectadas en el último mes en los tanques que se emplean para almacenar el líquido que se usa como refrigerante para los reactores.
Esas últimas fugas han sido calificadas por la Autoridad de Regulación Nuclear de Japón como un "incidente serio" y han empañado la imagen de la candidatura de Tokio para albergar los Juegos Olímpicos de 2020 a pocos días de que el Comité Olímpico Internacional (COI) elija a la ciudad que será sede del evento.