En Texas, en EEUU, continúan las tareas de rescate tras el paso del huracán Harvey, que se ha cobrado la vida de 46 personas. El gobierno de EEUU pide al Congreso 7800 millones para los damnificados. Se espera la llegada a la zona del presidente Trump en las proximas horas.
Hace una semana que el devastador Harvey tocó la costa texana. Su furia inicial, y las intensas lluvias que dejó caer sobre el Estado durante cinco días, en especial sobre Houston, han tenido un alto coste en vidas humanas, al menos 46 muertos y 42.000 refugiados, y unas pérdidas económicas incalculables.
El gobernador de Texas, Greg Abbot, admite que el número de víctimas mortales aumentará según se completen las labores de rescate. Además, la reconstrucción total "será un proyecto que llevará años".
Los rescates de muchísimos vecinos de Houston, atrapados en sus casas, continúa día y noche. Se utilizan botes o pequeñas embarcaciones para asistir a los que tienen sus viviendas anegadas o, como en este caso, un helicóptero, que saca a varios niños y adultos del agua.
No solo Houston ha sufrido los efectos de la inundación. Hay zonas rurales que incluso han sufrido más, como la localidad de Crosby, habitada por una mayoría de clase trabajadora de orígen hispano. Viven, o mejor vivían, en cabañas de madera y remolques que han quedado completamente destruidas. "Fue un momento realmente triste, cuenta Janet García, pasamos verdadero miedo ya que el agua llegó muy rápido".
En Arkema, la inundación ha averiado los generadores de los refrigeradores de una planta química, provocando que compuestos altamente inestables exploten y provoquen un incendio. El siniestro no ha causado víctimas, pero se teme que estallen otros ocho contenedores.
Donald Trump visitará en las próximas horas las zonas afectadas para evaluar los daños y comprobar la marcha de las labores de rescate y recuperación.