El último Rafael desembarca en el Prado

  • La muestra es la primera antológica del maestro de Urbino desde 1999 en Viena
  • A Madrid han llegado obras desde Australia, Rusia o Estados Unidos

A Madrid ha llegado por primera vez la Santa Cecilia de Bolonia, un lienzo encargado al artista de Urbino en sus años de esplendor. Es una de las obras más sobresalientes de la muestra que dedica parte de sus 90 obras a las obras de altar, encargadas por la aristocracia italiana a un pintor en su plenitud. Porque Rafael murió joven (justo el día en que cumplía 37 años), pero con un amplio reconocimiento. En sus últimos años trabajó para los pontífices Julio II (el gran promotor de las artes y de su rival Miguel Ángel), y su sucesor León X.

Además de los cuadros de altar, "El último Rafael" recoge numerosos retratos. Son obras más íntimas que el artista pintó de sus amigos. Del Louvre ha llegado, por ejemplo, el de Baltasar de Castiglione, el diplomático e intelectual del que Rafael se hizo amigo en la corte vaticana. Pero la muestra también cuenta con el autorretrato que el artista se hizo junto a Giulio Romano, su discípulo más aventajado, un lienzo también del Louvre que resulta revelador de la condición casi de padrinazgo entre el maestro de urbino y su pupilo.

Precisamente, este es uno de los valores más importantes de la exposición. Organizada en colaboración con el Museo del Louvre, la muestra es la primera en la que se profundiza en estos años y en la que se podrá ver cómo el artista trabajaba en su taller, que llegó a tener más de cincuenta ayudantes especializados en diferentes áreas. De hecho, abundan las sagradas familias realizadas por su taller, además de los encargos para iglesias que recibió Rafael antes de su temprano fallecimiento.

La última parte de la exposición se dedica a "La transfiguración", una de las joyas del maestro que atesoran los Museos Vaticanos. El Prado dispone de una copia privilegiada hecha por sus discípulos. Pues bien, ahora en la sala se han sumado los trabajos preparatorios que hizo Rafael. Son un buen puñado de dibujos que nos explican con detalle cómo era el proceso compositivo del artista.