El Museo del Prado ha dado un paso más en su plan de renovación al reabrir la Galería Central del edificio de Villanueva, parte emblemática del museo, con una nueva ordenación de sus colecciones que permite un extraordinario recorrido por la pintura europea. Con las mejores colecciones del mundo de artistas como Tiziano, Velázquez, Rubens o El Greco, el Prado presume de sus tesoros en esta nueva disposición en la que se ha querido plantear una reflexión sobre la naturaleza y el origen del museo, que se inicia con la colección real que empezó a construirse a partir de Tiziano.
Además, la nueva disposición permite contemplar las influencias entre grandes maestros como Tiziano o Rubens sobre los pintores españoles.
Para los responsables del museo, se trata de uno de los hitos más complejos y destacados del Prado, que ha afectado a la práctica totalidad de la planta principal del museo, con un recorrido que comienza con las colecciones del siglo XVI, con Tiziano como figura central, y culmina a finales del siglo XVIII con Goya.
Uno de los puntos más importantes de la Galería Central, en la que se exhiben 59 obras la mayoría de ellas de gran formato, es el eje en el que se pueden contemplar "Carlos V en la Batalla de Mühlberg", de Tiziano, frente al icono del Prado, "Las meninas" de Velázquez, y al fondo de la galería "La familia de Carlos IV" de Goya
"Hay muchas formas de plantear la reordenación y todas ellas son lícitas. Antes era cronológica y ahora se presenta una reflexión sobre la naturaleza y el origen del museo", en opinión de Miguel Falomir, jefe del departamento de Pintura Italiana del Renacimiento, quien recordó que Tiziano fue el pintor más cotizado por los Habsburgo españoles "y la colección se creó en torno suyo".
El recorrido se inicia en la antesala dedicada a Tiziano que tiene como obra estrella "La Gloria", que Carlos V encargó al pintor para que estuviera en su sepultura.
Ya en el primer tramo de la galería se exhiben obras maestras de la pintura veneciana, comenzando con el "Lavatorio" de Tintoretto frente a "Adán y Eva" de Tiziano y la copia que de este cuadro que hizo Rubens, junto a pinturas de Carraci, Gentileschi o Guido Reni.
En el centro de la galería, Velázquez se entronca con la tradición veneciana. "Por primera vez se plantea la idea de que los orígenes básicos del Prado se encuentran en la escuela veneciana y en Tiziano como maestro de maestros", comentó Andrés Ubeda, conservador de pintura italiana del museo para quien "el Prado se presenta a si mismo en la Galería Central".
Desde este punto, Velázquez entronca también con la pintura flamenca, con 31 pinturas de Rubens.
PINTURA FLAMENCA DEL XVII
La pintura flamenca del XVII "es la colección escondida del museo, con más de mil obras de las que se exhiben muy pocas", señaló durante el recorrido Alejandro Vergara, jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte, a las que se dedicará nueve salas, una de ellas a Van Dyck.
"El próximo año colgaremos toda la colección de Rubens, la más importante que existe y aunque podría sonar un poco a chulería es porque el Prado puede. Tenemos las mejores colecciones del mundo de grandes artistas. Nosotros podemos y pocos pueden".
Desde la Galería Central se accede a tres salas dedicadas a El Greco "en las que se recupera la relación directa que tuvo con Verones y se le sitúa muy cerca de Velázquez y de la pintura española del XVII", señaló Leticia Ruiz, conservadora de Pintura Española.
En paralelo a la Galería Central "hay otro discurso que en el fondo es el mismo. La pintura es un idioma universal, en el que los pintores se relacionan", según Javier Portús, conservador de Pintura Española. Esta relación se aprecia en la pintura española de Ribera, Zurbarán, Velázquez y Murillo.
Velázquez ocupa el corazón del edificio con unas salas en las que se ha seguido por una parte el discurso cronológico y por otra el temático. Una de las novedades de este espacio es la sala dedicada al Salón de Reinos, "que resume el valor principal en la pintura española", según Portús.
La rica iluminación natural, a la que se ha sumado la reapertura de una ventana en la Galería Central, hacen que los cuadros de gran formato "hayan cogido un cromatismo más rico", comentó Gabriele Finaldi, subdirector del Prado.