Comedia y drama se alían en Toni Erdmann, la "película más premiada del año" y, según su directora, una mirada sobre la familia que reflexiona sobre la vida y el choque entre dos generaciones, la actual, adherida a frías consignas de empresa, y la previa, defensora de "un mundo sin barreras".
"Esta concepción siempre la he visto como una isla que se hunde y la culpable de que eso suceda es nuestra generación", ha opinado la realizadora alemana Maren Ade (Karlsruhe, 1976) durante una rueda de prensa celebrada en Madrid ante el estreno de la cinta este viernes en España.
Al encuentro con los medios ha llegado directa del aeropuerto, embarcada en una gira mundial con un filme que ya se ha hecho, entre otros galardones, con cinco Premios del Cine Europeo y con el de la crítica en Cannes, además de presentarse como gran aspirante al Óscar a la mejor película de habla no inglesa en la próxima edición de las estatuillas doradas.
En Toni Erdmann, Ines (Sandra Hüller) trabaja como consultora en una importante empresa alemana con sede en Bucarest y lleva una vida perfectamente ordenada hasta que su padre (Peter Simonischek) llega de improviso y le hace una pregunta inesperada: "¿Eres feliz?".
"Podemos cambiar quiénes somos, pero no de dónde venimos", ha subrayado Ade, que inició el guión de la película impulsada por la fuerza del concepto de familia, "que parece muy estático, con roles que nos aprisionan y cosas que no se dicen, generando distancias".
A partir de esa premisa, la directora, guionista y productora residente en Berlín quiso contar la historia de un padre y una hija "que pudiesen empezar a conocerse de cero, como dos extraños".
Refleja la confrontación de dos mundos, la de la Europa de dos velocidades, con Rumanía por un lado y, por el otro, la Alemania "que siempre cree poder decirle a los demás qué es lo que está bien", ha explicado, un "conflicto político" implícito también en sus personajes principales.
"El padre, Winfried, es un típico alemán de postguerra, que ha criado a su hija con muchos valores humanos para intentar alejar del todo la amenaza de otro nacionalsocialismo, mientras que ella ha elegido trabajar en una empresa que elimina empleo para cedérselo a subcontratas y obtener así mayores beneficios", cuenta.
Para interpretarlos, recurrió de nuevo a actores de teatro, "capaces de retener los diálogos y sostener las largas escenas" de esta comedia atípica tanto en su duración (150 minutos), como en su deriva hacia el drama y en la ausencia de banda sonora, que sí incluye algunas "canciones pop" muy significativas en el desarrollo de la acción.
Es Winfried quien, transmutado en el personaje imaginario que da título a la película, aporta el toque humorístico, un tono que, conforme avanzaba el rodaje, "se volvía cada vez más melancólico". "Dejé que fuese lo que tuviese que ser y, para mi sorpresa, en la fase de montaje la comedia volvió a reaparecer", ha contado la directora.
Toni Erdmann es su tercer largometraje tras el debut con Der Waldvorlauter Bäumen, película que ganó el Premio Especial del Jurado en el Festival de Sundance 2005, y "Entre nosotros", galardonada con el Gran Premio y el Premio a la Mejor Actriz (Birgit Minichmayr) en el Festival de Berlín 2009.
El próximo 24 de enero se sabrá si se cuela entre las nominadas a la mejor película de habla no inglesa, lo que Ade consideraría "un gran honor", aunque no le quita el sueño.
"El mundo vive los premios, especialmente los óscares, como un partido de fútbol, cuando para nosotros, los directores, el partido es el propio proceso de hacer una película. Lo importante es la diversidad de producciones y por eso me parece muy difícil comparar. No creo que haya una película mejor que otra", ha dicho ante la inminente gran fiesta del cine en Hollywood.