Desde Nueva York a Ciudad Rodrigo o el Vaticano, la película Flow de David Martínez, ha recorrido durante más de un año 45 festivales internacionales en los que ha cosechado un total de 33 premios, todo un récord para una producción española independiente.
Martínez (Madrid, 1967), con una larga trayectoria como ayudante de dirección de Pedro Almodóvar, Mario Camus o Ken Loach, financió el proyecto y escribió el guion junto con Juan del Santo, casi único protagonista de un filme que cuenta con la colaboración de Concha Velasco, Emilio Gutiérrez Caba y Lluis Homar en las voces en off.
Con un presupuesto de 60.000 euros, Flow se rodó en 9 días entre Madrid, la sierra de Ayllón en Guadalajara y el pirineo de Huesca y cuenta la historia de un actor, Walter Mann, que libra una batalla consigo mismo, con sus luces y sus sombras; un hombre que toca fondo pero que no renuncia a encontrar su propio camino.
El perdón, las relaciones familiares, la soledad, la naturaleza, la religión y la espiritualidad, son temas que se abordan en esta inusual película que se estrenó en cines de once ciudades españolas hace algo más de un año, y que ahora acaba de salir en DVD.
"Es una historia con un espíritu muy especial", señala a Efe su director. "Las limitaciones nos han hecho utilizar recursos no convencionales y creo que eso es lo que ha cautivado en los festivales", precisa. El germen de Flow fueron dos semanas de improvisaciones y el rodaje, durante dos días en el Teatro Lara de Madrid, del discurso vertebrador de la película, con Del Santo/Mann sobre el escenario interpretando el monólogo de su vida.
Meses después se completó con interiores y exteriores en Madrid, Guadalajara y Huesca. Las voces en off, animación, las cartas y los teléfonos móviles ayudan a suplir la limitación de recursos.
Dice Martínez que su ópera prima no ha ganado dinero, pero ha sido todo un éxito. No sólo por los 33 premios, lograr estrenarse en once ciudades y permanecer tres semanas en una sala de Madrid, sino sobre todo por la satisfacción de poder contar y compartir una historia.
Y lo ha hecho con los miembros del Consejo Pontificio para la Cultura del Vaticano, que la premiaron por sus valores humanos en el Festival Mirabile Dictu. O con los presos de la cárcel de Valdemoro, para quienes organizaron una proyección especial en colaboración con la ONG Solidarios para el Desarrollo.
"Los presos nos dieron las gracias, por la película y por el hecho de que personas libres se acerquen a verles a la cárcel, eso les conecta con la vida", señala Martínez.
Los responsables de la película se pusieron en contacto con el ministerio de Cultura y la Academia de Cine para conocer el recuento de premios logrados por otras películas independientes españolas y hacer la comparación, pero se encontraron con que ese recuento sólo existe para las películas y festivales de "clase A".
"No es ese el más grave de los problemas del cine independiente español, pero sí que denota la falta de cuidado, el abandono, hacia este cine", opina el director madrileño.