Con todo vendido desde hace días, la VII edición de Dcode se ha celebrado hoy en la capital con 25.000 almas atraídas por el carácter de cita obligada para el reencuentro posveraniego y, este año sobre todo, por un cartel diferenciado con gran presencia internacional, especialmente la de Franz Ferdinand.
"¡Band of Horses, Interpol y Liam Gallagher, vaya cartel!", no ha podido por menos que destacar Alex Kapranos al frente del grupo estrella de esta única jornada que ha borrado la exigua convocatoria de 2017, empujada entonces por valores patrios que esta vez han quedado relegados a la mañana (Iván Ferreiro o Miss Caffeina) o al escenario más alternativo (Exquirla).
La llevadera temperatura de un otoño sobrevenido prematuramente, 23 grados a las cinco de la tarde y ligera brisa, han fomentado la asistencia desde las primeras horas para disfrutar de figuras como los franceses La Femme o la británica Charlie XCX, pincelada orgullosamente pop de esta edición.
En torno a las ocho de la tarde han empezado a desfilar las auténticas "rock n' roll stars" del festival, como indicaba uno de los rótulos de la escenografía de Liam Gallagher, quien, pese a presentarse en solitario, no ha dejado de mostrar su pasado como voz y rostro de una de las bandas señeras de la historia de la música.
"Yo soy Oasis", reivindicaba minutos antes a Efe y así lo ha materializado en su concierto, enfundado en unas gafas de pasta, pantalón corto y chubasquero, sin variar la pose emblemática de las manos tras la espalda y los labios en el micrófono, mientras cantaba piezas como "Slide away" o "Wonderwall", redimiéndose con este cierre de un show plagado de piezas desconocidas.
De hecho, en su batería podía leerse "As you were", título de su debut sin Beady Eye, que publicará a principios de octubre y que le ha servido para nutrir esencialmente su primera actuación en solitario ante el público madrileño, con cortes como el sencillo "Wall of glass".
Solo un año después de protagonizar uno de los grandes directos del primer Mad Cool, los estadounidenses Band of Horses han vuelto a Madrid en formato festival pero con la buena energía de Ben Bridwell intacta, capaz de hacer pensar al más cínico que en cada ocasión ha tocado el concierto más sentido de su carrera.
Más asentado su último disco, "Why You Are OK" (2016), el grupo de rock sureño alternativo y temperatura soleada no se ha conformado esta vez con hacer desfilar sus más recientes temas, algunos ya tan consolidados como la buenrollista "Casual party".
En su lugar, ha preferido ofrecer una panorámica de su producción y regalar perlas como "Laredo" o la imprescindible "The Funeral", ya al final, para dejarle el corazón tocado a más de uno.
Mucho más tiempo hacía que los estadounidenses Interpol no pisaban la ciudad, 7 años (cuando tocaron en Summercase), motivo suficiente para convertirse en uno de los principales alicientes de este cartel, más aún con la excusa de celebrar todas las canciones de su aplaudido debut y probablemente también cima musical, "Turn the bright lights" (2002).
Canciones como "NYC", "PDA", "Leif Erikson" o "Obstacle 1" (y 2) han ido desfilando preñadas por las guitarras vívidas y el encendido rojo encarnado del fondo del escenario, en contraste con la contención emocional y el magnetismo de su vocalista y principal compositor, Paul Banks, metáfora de una presa a punto de rebosar.
"Es un honor estar aquí en Madrid para tocar nuestro primer disco", ha dicho en claro castellano en los minutos finales de un concierto con el que cerraban su gira europea y que ha sido recibido por el público con expectación y una respuesta igualmente moderada.
Hasta este punto todo transcurría con calidad y corrección, pero faltaba por llegar el grupo que hiciese desbordarse el complejo deportivo Cantarranas, algo que no ha sucedido hasta la irrupción, cerca de la medianoche, de Franz Ferdinand.
Alex Kapranos, con el cabello oxigenado y más corto que hace solo un mes en el Low Festival de Benidorm (Alicante), ha intentado abanderar la misma marea que protagonizaron en este mismo foro en 2013, esta vez con canciones añejas y cortes de su inminente nuevo disco.
La canción escogida para abrir boca ante una muchedumbre que se disputaba cada centímetro libre de espacio frente al escenario para bailar han sido los clásicos "Stand on the horizon", seguido de "Walk away", presagiando una velada para la exaltación de sus composiciones más movidas y chulescas.
"Chicos, estáis calientes, ¿eh?", replicaba Kapranos a los congregados, que han escuchado temas inéditos como "Always ascending", ya en los bises, pero que previamente han disfrutado mucho más de éxitos como "Love illumination", "Do you want to", "Take me out" o "Ulysses".
Cuando ha llegado el broche con "This fire", una parroquia en efecto encendida empezaba ya a buscar un buen lugar en el escenario de al lado para disfrutar de los británicos The Kooks, otro grande de la programación, a la que todavía le restaban horas de música con Yall, Varry Brava y ElyElla DJs.