David Ramirez "El Peque" se proclamó triunfador en el Certamen de recortes "Genio y Figura" celebrado en Valdilecha y en el que los mejores recortadores de España se dieron cita para rendir homenaje a Julián Gómez Carpio que este año se despide de los ruedos como recortador.
POCO CONTENIDO Y MUCHO CALOR EN LA TERCERA NOCTURNA DE LAS VENTAS
Muy poco contenido dejó hoy la tercera del ciclo internacional de novilladas nocturnas en Las Ventas, una tarde-noche presidida por el aburrimiento y por un sofocante calor que, por momentos, hizo insufrible la función.
FICHA DEL FESTEJO.- Tres novillos -primero, cuarto y sexto- de José Manuel Sánchez y otros tantos -segundo, tercero y quinto- de Castillejo de Huebra, desigualmente presentados, bajos de raza y escasos también de clase por mucho que se aplaudieran algunos arrastres.
Mario Sotos, de tabaco y oro: pinchado y bajonazo (ovación); y bajonazo enhebrado en el brazuelo y nuevo bajonazo (silencio tras aviso).
José María Pastor, de purísima y oro: dos pinchazos y estocada desprendida (silencio tras aviso); y pinchazo, y estocada caída y atravesada (silencio tras aviso).
Diego Luque, de fucsia y oro: estocada trasera y caída, y larga agonía (silencio tras aviso); y siete pinchazos, estocada trasera y caída, y cinco descabellos (silencio tras aviso).
La plaza registró más de un cuarto de entrada (6.652 espectadores, según la empresa) en tarde-noche de calor inaguantable.
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UN TOSTÓN A CUARENTA GRADOS
No fue una noche de las que se recuerden con el tiempo. Ni de cerca. Fue una más. De las de "ni chicha ni limoná". Vacía de cualquier resquicio de interés. Un tostón, agravado todavía más por el tremendo calor que hizo en la capital.
La novillada no ayudó lo más mínimo, pues, pese a moverse, careció de raza y clase para una terna de novilleros demasiado nuevos para resolver nada en lo artístico.
Largo, cariavacado y de generoso cuello, el primero de Mario Sotos, que se movió más y mejor por el derecho, con transmisión, aunque le faltara un punto más de clase. El manchego anduvo dispuesto con él, e, incluso, logró algún pasaje estimable, sobre todo un par de tandas de redondos antes de que el animal acabara "aburriéndose" después de protestar tela por el otro pitón.
El cuarto, serio y hondo, derribó en varas antes de "cantar" su mansedumbre al salir las dos veces suelto. En la muleta se movió con extrema sosería, sin decir nada, como la labor de Sotos, tan voluntariosa como fría y anodina. Al igual que en su primero anduvo muy desacertado con los aceros.
El novillo del debut de José María Pastor lució más movilidad que clase; y el mexicano, variado con el percal y más animoso que acertado con "los palos", diseñó una labor voluntariosa en la que hubo un par de tandas a derechas de buen aire en los prolegómenos. Mas fue un espejismo, pues el utrero se agotó enseguida y la labor se quedó en el limbo por mucho que insistiera en la distancia corta.
El quinto fue un novillo de lo más desabrido, muy soso, sin humillar, sin nada prácticamente dentro. Pastor volvió a hacer el esfuerzo con él, evidentemente, sin lograr nada del otro mundo.
El primero del otro debutante, Diego Luque, fue un novillo que, pese a mansear de salida, tuvo buen aire en la muleta, aunque, como le ocurriera a sus hermanos, anduviera con el depósito de gasolina también en la reserva. El linense puso ganas, eso por delante, pero se le vio demasiado verde al instrumentar una faena demasiado encimista y en la que también le faltó ajustarse más.
En el sexto, con la gente ya huyendo del infernal cemento, la faena de Luque tampoco fue más allá del tesón y las ganas por agradar. Se eternizó después con los aceros.