Los hermanos Redruello, titanes septuagenarios

Hermanos Redruello
Hermanos Redruello |EFE

Suelen decir que la edad está siempre en la mente. Antonio y Benigno Redruello, célebres empresarios de la restauración en Madrid, son buen ejemplo de ello. A sus 73 y 75 años se preparan para afrontar una de las pruebas de bicicleta de montaña más exigentes del mundo, la Titan Desert, que se disputará a partir del próximo 25 de mayo en el desierto marroquí.

Los Redruello constituyen una familia de emprendedores, cuya trayectoria en Madrid comenzó hace más de un siglo, cuando el tío abuelo de Antonio y Benigno decidió trasladarse a la capital para instalar una pequeña taberna asturiana próxima a Usera, que con el tiempo evolucionó a La Ancha, uno de los restaurantes icónicos de la gastronomía madrileña.

Los hermanos Redruello corren la Titan Desert con más de 70 años
Los hermanos Redruello corren la Titan Desert con más de 70 años
Los hermanos Redruello corren la Titan Desert con más de 70 años

Los hermanos Redruello corren la Titan Desert con más de 70 años

Esta mentalidad ambiciosa no sólo la imprimen en sus negocios, sino que la trasladan a todos los ámbitos de su vida, en especial al deporte. Después de haber completado pruebas como la Quebrantahuesos o el Maratón de Nueva York, los hermanos Redruello se han convertido en historia viva de la Titan Desert.

Para Antonio será su tercera Titán y se convertirá, a sus 75 años, en el corredor más veterano en la historia de la carrera. Benigno, que ya cuenta con el título de Leyenda en la competición, explicó cómo se prepara para encarar su séptima Titán Desert.

¿De dónde surge vuestra pasión por el deporte?

Nosotros fumábamos a los 30 años, y un día, de golpe, decidimos apostar por el deporte y dejar de fumar. Un amigo nos aficionó a correr. Empezamos a preparar varias carreras, entre ellas las de Cercedilla y cuando nos vimos preparados surgió la idea de ir al Maratón de Nueva York, no nos lo pensamos.

Luego, llegó nuestro idilio con la bicicleta de montaña, el año pasado hice 15.000 kilómetros entrenando, llevo 23 Quebrantahuesos y mi objetivo es llegar a las 25 en los próximos años.

Al igual que con sus negocios, se están continuamente reinventando, buscando nuevas metas, ¿Cuál es la clave para mantener esta mentalidad?

Todo es luchar, trabajar y moverte. Nosotros siempre hemos creído en la cultura del esfuerzo, algo que también se fomenta en el deporte. Es por eso que nosotros hemos tratado de trasladar la filosofía del deporte a nuestros hijos y sobrinos. Ahora ellos nos acompañan en nuestras aventuras. Nino y Santiago participarán con nosotros en la Titán de este año. Además se les da muy bien.

¿Cómo compaginan sus responsabilidades laborales con la exigente preparación que demanda una Titán?

Ahora el negocio familiar lo llevan los sobrinos, nosotros estamos medio jubilados. Pero cuando estábamos al frente, no nos daba tiempo a salir a carretera, nos preparábamos sobre todo con rodillo. Hemos llegado a trabajar 16 horas y después de dar las comidas ponernos a entrenar una o dos horas con el rodillo. Dormíamos poco.

Usted es Titán Legend, un distintivo que reconoce a aquellos deportistas que han superado los 3.500 kilómetros de carrera. ¿Cuál es su secreto para mantener ese estado de forma?

La clave está en cuidar la alimentación, no fumar. Ciertamente mi hermano y yo nos cuidamos mucho, cada día nos pesamos para ver si hemos cogido peso o hemos adelgazado, nuestra preparación es como la de un futbolista de élite…jaja.

Después de completar 23 ‘Quebrantahuesos’ y seis Titanes, ¿Sigue siendo un desafío para usted?

Todos los años es un desafío. El recorrido es siempre es diferente, en algunas ediciones hay más dunas, en otras más montañas… siempre hay putaditas por el camino. Es un esfuerzo titánico, nunca mejor dicho, pero yo lo disfruto muchísimo.

¿Qué es lo que más destaca de la experiencia?

Es una sensación fantástica, sales de tu entorno, rompes con la rutina. Yo se la recomendaría a todos los amantes de la aventura y del deporte. Es una prueba que te obliga a ser constante ya que exige una preparación mínima de seis meses. Además requiere de una gran fortaleza mental, hay momentos muy duros en los que dan ganas de dejarlo. Recuerdo una frase que dije el año pasado, cuando ya no podía más:

“No tengo fuerza para retirarme”. Sin embargo, los compañeros me ayudaron mucho. El ambiente, otra de las cosas más especiales de la prueba, es sensacional, nos ayudamos los unos a los otros, se genera un clima de compañerismo muy bonito.

En esta edición la prueba volverá a Marruecos, ¿Supone este escenario una dificultad añadida para ustedes?

En Marruecos las condiciones son extremadamente duras, hemos llegado a estar a 45 grados. Lo bueno es que es un calor seco, no se suda. Allí la verdad es que estamos muy a gusto y hay unos paisajes espectaculares. El año pasado se hizo en Almería y la verdad es que también estuvo genial, la organización es excelente.