La Masia, la mítica residencia de jugadores del FC Barcelona, ha cerrado este mediodía sus puertas después de casi 33 años de actividad y tras haber completado la mejor temporada deportiva de su larga y exitosa historia.
En un acto sencillo pero emotivo, el club ha despedido uno de sus símbolos, la casa de payés que data del 1703, que Josep Lluís Núñez convirtió en residencia de futbolistas el 20 de octubre de 1979 y que, a partir de ahora, se utilizará para albergar algunos de los actos institucionales que organice la entidad.
El vicepresidente deportivo del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu; el directivo responsable del fútbol formativo, Jordi Mestre; el director de La Masia, Carles Folguera; y el director de fútbol base, Guillermo Amor, han sido los encargados de dar forma a la ceremonia de clausura.
Mestre ha recordado que La Masia cierra sus puertas tras completar "un año histórico", donde el Barcelona B ha logrado la mejor clasificación de siempre en Segunda División A (tercero) y el fútbol base "ha batido todo los récords", al conquistar diecinueve títulos, catorce en categoría masculina y cinco en femenina.
A todo ello hay que añadir las dieciséis copas que el primer equipo de fútbol y las secciones profesionales han logrado esta campaña y que han presidido el acto de hoy, que se ha celebrado frente a la fachada principal del edificio.
Folguera ha recordado que La Masia dejará paso a la nueva residencia de futbolistas Oriol Tort, situada en la Ciudad Deportiva Joan Gamper y de la que ha destacado que será "un ejemplo mundial por diseño, espacio y por las posibilidades que ofrece".
La nueva fábrica de futbolistas de la entidad azulgrana, un edificio de cinco plantas que ocupará un espacio de unos 6.000 metros cuadrados, estará a pleno rendimiento a mediados de julio.
El director de La Masia ha explicado los beneficios del traslado a Sant Joan Despí.
"Ganaremos mucho en gestión de tiempo, porque tendremos una residencia en la misma instalaciones donde se entrena, los servicios médicos del club también estarán ubicados dentro de la misma estructura de la residencia, y habrá un aumento de la cantidad, pero también de calidad, porque pasaremos de 60 a 80 plazas y eso nos permitirá incrementar el número de deportistas de las secciones del club", ha dicho.
En resumen, Folguera, cree que la nueva Masia "será la misma que ahora, con los mismos valores, pero con más gente, más calidad y mejor gestión del tiempo".
La intervención más emotiva ha recaído en Guillermo Amor, el primer futbolista criado en La Masia que subió al primer equipo y que ha reconocido estar "más nervioso" hoy que el día en llegó, con once años, a la residencia que abandonaría ya siendo mayor de edad.
"Llegué en 1980 -procedente de Benidorm- siendo alevín, y desde el primer momento me encantó todo lo que vi. Para mí, nunca ha sido una residencia de futbolistas, sino mi hogar durante ocho años", ha manifestado visiblemente emocionado.
En cualquier caso, Amor ha querido recordar que La Masia deja de ser una residencia de deportistas pero no desaparece: "Este edificio está aquí desde hace trescientos años y seguro que estará trescientos más. Nos va a decir adiós a todos".
El ahora director del fútbol formativo ha apuntado, no obstante, que la tristeza de despedir un edificio emblemático como este contrasta con la alegría de dar la bienvenida a una nueva residencia.
"Nos vamos a Sant Joan Despí, donde hemos construido una residencia maravillosa, un edificio nuevo, distinto, que tendremos que llenar para que el traslado sea completo, de todo ese ambiente familiar y de ese cariño hacia los niños y sus familiares que llenaba La Masia", ha concluido Amor