Salió sonriente al terreno de juego cuando sustituyó a Fernando Torres. Era un mensaje de madurez. En otro momento habría salido con el gesto torcido. Su carácter le salió en la celebración del gol que cerró la victoria ante Irlanda. Fue el gran damnificado del empate ante Italia. No lo entendió.
Cesc ya es historia de la selección española. Figura en dos momentos señalados. De los que cambian la historia de un país. Aquellos penaltis de cuartos de final de la Eurocopa 2008. Con la valentía y la personalidad que ha marcado su carrera desde adolescente. Cuando hizo las maletas para abandonar La Masía, al club de su corazón, para marcharse con 16 años a una habitación de una residencia de Londres, donde forjó un sueño que ahora saborea.
Cesc no lanzaba un penalti en un partido desde hacía seis años. Desde que militaba en el cadete A del Barcelona. Cogió el balón. No dudo. Pateó a la red y compartió el protagonismo con Iker Casillas, que había dejado dos paradas para desatar a la España ganadora que ya no pudo frenar nadie.
Extendió su dominio la Roja al mundo. Y en la final. En Johannesburgo. Ante una Holanda que cambió su identidad, cuando todo se encaminaba a los penaltis, apareció Cesc para recoger un balón y servirlo a Andrés Iniesta en el minuto 116.
El tiempo ha pasado y Cesc, que ha vivido muchos sinsabores con la selección, comenzaba por primera vez un gran campeonato como titular. Sin tener que cambiar su rol. Beneficiado por su crecimiento como futbolista en su regreso al Barça. Ofreciendo nuevas posibilidades al seleccionador. Si no puede jugar en la zona de Xavi Hernández, lo hace con la misma eficacia como 'falso nueve'.
Marcó ante Italia. Otra vez cruzándose en el camino de una vieja enemiga. Rescatando las sensaciones de la primera fase de la temporada cuando se convirtió en el segundo artillero de su club. Sólo por detrás del 'extraterrestre' Leo Messi.
Y Vicente Del Bosque no respetó los códigos internos del fútbol. En el segundo partido, ante Irlanda, sentó a un futbolista que marcó el único gol del debut. El regreso a la apuesta por la figura de un nueve, con Fernando Torres marcando un doblete, mandó a Fábregas al banquillo. En su cabeza volvieron a reaparecer fantasmas del pasado.
"En la selección me ha costado más ganarme el puesto. Son ya siete años. Nunca he dejado de pensar que llegaría mi momento. Lo he esperado con muchísimas ganas. Es la primera vez que comienzo de titular un torneo de estas condiciones. Estoy en una edad idónea para tomar responsabilidades". Son palabras de Cesc en la previa del partido ante Irlanda. No esperaba el golpe.
Una vez más debe levantarse. No bajar los brazos. Luchar para regresar al once. Está más cerca que nunca. Del Bosque valora su crecimiento y sabe que le debe una. Tendrá un papel importante en la Eurocopa 2012. El que sueña. Aunque sienta que le cuesta más que a nadie y que es su enésima reivindicación.