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Borja: "El Atlético me tiene fascinado"
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Borja Fernández (Orense, 1981) es uno de los dos peones en los que confía Luis García para llevar a cabo esa misión. Pasó de ser un futbolista olvidado por su técnico a convertirse en indiscutible del conjunto madrileño. Agarró la titularidad en la segunda vuelta del curso pasado y no la ha soltado.
Borja sale del entrenamiento con el peto y las botas puestas para atender a EFE, a la que no quiso hacer esperar antes de ponerse en manos del fisioterapeuta. Una barba tupida de cinco meses le da un aspecto de ermitaño que acaba de bajar de la montaña. Su rostro, más maduro que hace años, se ilumina cuando habla de sus inquietudes. Pasa de la 'Play', adora la literatura, la música y a la vez alaba al Atlético, un equipo que le tiene 'fascinado'.
Pregunta: Comenzó en la cantera del Real Madrid. ¿Qué le marcó de aquella época?
Respuesta: Venía con una muy buena base con mi entrenador en Galicia, que es el que me trajo al Real Madrid. Se llama Manuel Meiriño. Estuve cinco años con él. Del Bosque marcó la continuación de esa educación. Se encargaba de nosotros. Cada vez que nos echaba la bronca o nos llamaba la atención, me quedé con mucho de por dónde nos quería llevar.
No nos echaba una bronca por un simple cabreo, lo hacía porque hacíamos cosas mal. Nos corregía y guiaba. Me quedo con esa educación. Estuve casi diez años, siete en la cantera y me marcó jugar en un equipo en el que soñaba estar de mayor. La forma en la que nos guiaban me gustó bastante y lo sigo aplicando.
Cipri (delegado en equipos de las categorías inferiores del Real Madrid durante más de veinte años) me acaba de decir que la gente que sale de la cantera del Real Madrid es diferente...
Hay de todo. A lo mejor, a mí cuando me echaban la bronca, me llamaba la atención. Intentaba entender las razones. Esa es mi mentalidad ahora. Comprendo muchas cosas, entiendo actitudes de la gente que no comparto. Yo aprendí a esa edad y cuando fui creciendo a saber de qué van las cosas.
¿El futbolista joven de antes es muy diferente al de ahora?
Sí. Es un reflejo de la sociedad. Cada vez son más rebeldes. Estamos menos encima y les decimos menos cosas. Recuerdo que al principio se hacían novatadas y se tenía un respeto enorme a los mayores que ahora no se tiene. Ahora enseguida se coge confianza y se pasa la línea muchas veces.
Hay dos partes, el futbolista de la cantera del Madrid que se cree Maradona, que va a llegar a ser el mejor del mundo, y hay otra mucha gente. Tengo compañeros que estaban conmigo y ahora trabajan con unas buenas carreras. No tuvieron ocasión de llegar, pero tenían una educación, un respeto y una manera de ver las cosas diferente. Ahora hay gente muy respetuosa y otra que no. No sólo en la cantera del Madrid, en todas.
Entonces, como ha dicho, el vestuario de un equipo de fútbol es un reflejo de la sociedad...
R: Somos gente joven que con 22 o 25 años gana dinero o mucho dinero en algunos casos. Muchas veces, por muy centrado que estés, la cabeza va por otro lado. La mayoría estamos entre 20 y 30 años y son edades complicadas, sobre todo para los más jóvenes. No sólo el entorno, sino tú mismo eres el que tienes que saber por dónde ir.
Luis García me dijo en una entrevista que en el mundo del fútbol se vive en una burbuja ajena a la sociedad. ¿Eso ocurre?
Sí, por supuesto. Pero al final todos tenemos familia alrededor, amigos que no todos tienen la suerte de ser futbolistas y de ganar mucho dinero. Entonces ves lo que sufre la sociedad. Unas veces puedes ayudarles; otras, hay gente que no se para a pensar y sólo piensan en ellos; y otras en la que se es consciente de lo que sufre la gente aunque no lo vivamos en primera persona.
Volviendo a la cantera del Real Madrid... ¿sigue mirando de reojo sus noticias? Esta semana destituyeron a Toril, por ejemplo.
No estoy muy atento. Me centro más en otras cosas. Ha sido mi casa muchos años, le tengo mucho cariño, pero uso mi tiempo en otras cosas. No miro la prensa, no suelo hacerlo.
De la cantera pasó al primer equipo del Real Madrid, donde coincidió con jugadores como Figo, Zidane o Roberto Carlos. ¿Qué conclusiones sacó de esa época?
He aprendido mucho. Estuve dos años con ellos. En verdad cuatro, dos entre el filial y el primer equipo y otros dos con el primer equipo. La gente me decía que me tenía que ir de allí para crecer, pero yo estaba encantado. Alguna vez lo hablé con Vivar Dorado en el Valladolid.
Le decía que el tiempo que estuve allí y las vivencias que tuve con esa gente me sirvieron para valorar el respeto a ellos y al rival. De Zidane y de muchos más. Yo estaba como si me estuvieran dando un premio. El primer año jugué 24 partidos y para mí era muchísimo. Estaba encantadísimo. Otros subían y estaban deseando irse. Hay que aprender de esa gente y fijarse. No sólo eran buenos técnicamente. Eran mucho más.
¿Alguna anécdota con alguno de aquellos jugadores?
Muchas. Pasé mucho tiempo con Ronaldo y es muy diferente a lo que la gente ve fuera.
P: A lo mejor pasa al revés, que vemos al futbolista como alguien vacío y no es así siempre...
Había gente idolatrada y sin embargo dentro no es tanto como parece. Y al revés, gente que parecían niños y era todo lo contrario.
¿El canterano del Madrid es casi un exiliado obligado?
Ha sido muy difícil. Es muy bonito estar allí, pero es muy complicado. El paso más complicado lo di muy pronto, subir del filial al primer equipo. Lo di rápido.
¿Empezó a sentirse futbolista de verdad en el Valladolid, donde tuvo continuidad?
Pasé una etapa complicada porque Florentino no quería venderme. Era uno en los que tenía depositada mucha confianza en mí. Me fui cedido al Mallorca para jugar muchos partidos y volver. Jugué poco, el presidente ya se había ido y tuve que tomar la decisión de irme a jugar a Segunda. Pasé casi de jugar la Liga de Campeones a irme a Segunda.
Fui a Valladolid y desde el primer día cambió todo radicalmente. Pasé cuatro años muy buenos y un mal año deportivo en Mallorca. En Valladolid encontré mi sitio.
Ha ido madurando. Ha pasado de teñirse el pelo de rubio en Valladolid a lucir ahora una barba respetable...
(Risas) Lo de la barba es más reciente. Pasé épocas raras. En ese momento me venía muy bien, pero ahora veo esas fotos y no le gusta ni a mí ni a nadie.
¿Tuvo muchos errores de juventud?
Sí, sí, sí...
En el mundo del fútbol le catalogan como alguien diferente porque lee, escucha cierto tipo de música, tiene un blog donde escribe, hace cosas 'atípicas', digamos. ¿Es anormal que sea un bicho raro por hacer cosas normales?
Normalmente mis compañeros se llevan la 'Play', series, películas. Me encantan las series y las pelis, pero a los viajes me llevo mi libro. Muchas mañanas antes del partido salgo por la ciudad donde jugamos, me voy con el libro, me siento a leer y me gusta más que estar en el hotel encerrado. La gente lo ve raro.
Es verdad que muchas veces, yo incluido, abandonamos pronto los estudios y nos damos a la 'Play', a otras cosas diferentes. Yo, en cierto momento, abandoné todo eso. Fue ya hace tiempo. Tengo otras inquietudes diferentes a las de mis compañeros. Muchos también las tienen, les da vergüenza decirlo y no las llevan a cabo.
Es muy antinatural, es como si un futbolista gay quisiera salir del armario en un vestuario, algo a lo que pocos se atreven...
Sí, y yo tampoco digo nada de la 'Play'. A mi mujer le encanta que no juegue a la 'Play', no se lo cree. Pero hay que jugar a la 'Play' y hacer otras cosas. Están en su derecho. Pero yo no soy ningún bicho raro por hacer eso.
Usted juega en el centro del campo y equilibra a su equipo tanto en ataque como en defensa. Para su juego, ¿ayuda tener una vida equilibrada para su juego?
Bueno, Mendilibar (coincidió con él en el Valladolid) decía que era un pollo sin cabeza. Vas cambiando según te pide cada entrenador. Pero sigo siendo un tío muy impulsivo. En el campo a lo mejor me ves correr a una posición rara. Me gusta esa forma de jugar. Pero he sabido separar mucho. He pasado momentos malos personales y en el campo no se ha notado. La gente no se lo explicaba, le parecía raro que no lo reflejara en el campo.
En el Getafe tuvo también una época de cesiones y otra en la que veía partidos desde la grada. Pero desde la mitad de la temporada pasada es uno de los fijos en el once titular. ¿Cómo se lleva todo eso?
Ha sido una situación extraña. La mía ha sido de las más raras, de las más radicales. El primer año llegué con muchas expectativas. Una lesión de pubis me dejó bastante tocado. Me fui al Deportivo, en el Getafe no contaban nada conmigo. Volví después de hacer un buen año en Segunda y tampoco contaban conmigo.
No salieron opciones, me quedé aquí y estuve hasta enero sin ser convocado. A partir de ahí empecé a jugar todo de titular. Me preparaba para salir en enero y si sonaba la flauta aquí, quería estar bien preparado y no dar la razón la mister. Me salió bien. El mister supo valorar ese esfuerzo y ahí continuo.
Con 31 años esa mala situación, en el fútbol...
Pasé un año muy malo. Tenía mucha confianza en mí, pero te planteas que a lo mejor el que está equivocado eres tú. Luego empiezas a jugar y ves que la razón la tienes tú. Pues eso paga muchas cosas. El año que llevaba yo mentalmente, intentas separar todo y no llegar amargado a casa. Si me llega afectar psicológicamente, habría sido más duro.
Por eso es bueno ser equilibrado. ¿Un cabra loca eso lo lleva peor?
Somos muy egocéntricos y nos creemos que nos vamos a comer todo. Creemos que la solución somos nosotros y que nunca fallamos. Todos hacemos cosas mal, algo mal habré hecho. Pero al final he conseguido salir.
Vamos al Atlético, que el sábado se enfrenta a ellos. A veces suelen dejar el balón al contrario y lo matan a base de intensidad y contragolpes. ¿Van a cederles la pelota para romper su idea?
No vamos a desvelar nada de lo que vamos a hacer el sábado. Pero es un equipo que me tiene fascinado. El fútbol siempre dicen que es arte y bonito, pero cuando ganas y tienes un equipo de once gladiadores haciendo lo mismo... seguro que la afición atlética está encantada de ver a sus jugadores correr, saltar y dejándose todo cada partido.
Es bonito ganar, tener una plantilla con esos resultados. Es bonito ver jugar al Atlético y al Barcelona, a los dos. A mí que me gusta el fútbol, el mister ha inculcado una idea a los jugadores en la que todos creen. Ahí está el resultado.
Con la calidad que hay en el Real Madrid, si salieran al campo once 'Simeones' sería increíble.
En el Atlético también hay calidad. Mi primer año en Madrid fue el primero de Capello. Con quince años veía fútbol pero no lo entendía. Me encantaba ver a Redondo, Seedorf, Suker, Mijatovic, que marcaban goles pero escuchaban a la gente decir que jugaban mal. Pero yo estaba encantado, les veía ganar y fue muy bonito,
¿Simeone es realmente el culpable del éxito del Atlético?
Sí, y los jugadores me lo dicen. Tengo amistad con algunos atléticos y lo comentan. Dicen que es el artífice de todo esto. Hay mucha gente alrededor, se habla mucho del 'profe' Ortega (preparador físico del Atlético), pero esa mentalidad la inculca el 'Cholo' y los jugadores la llevan a cabo.
¿Entonces está la cosa bastante complicada para el sábado?
Llevan una racha increíble en su campo. Mentiría si dijera que creo que vamos a ganar en un cien por ciento. Ojalá ganemos. Es mi mentalidad, pero hay que saber a quien tienes enfrente.
Acabamos... ¿le extraña que apenas hayamos hablado del Atlético o del Balón de Oro, de Cristiano, de Messi? ¿La prensa suele ser muy previsible?
Sí, bueno, pero a mí me gustan más las entrevistas que hablan de otras cosas, de otros aspectos del fútbol que más de la actualidad y de lo que está de moda.
¿En qué disco, libro o afición ajena al fútbol anda metido?
Ahora escucho mucho el último de Bon Iver. De pop-rock nacional me gusta bastante 'La Sonrisa de Julia', a quienes sigo desde hace muchos años. Ahora me estoy leyendo 'La Biblioteca de los Muertos' y estoy con César Pérez Gellida, que acaba de sacar su segundo libro, muy recomendable.
¿Además hace algo 'atípico' que nadie sepa?
Me gusta escribir y estoy preparando algo. Pero es muy relativo. A lo mejor lo acabo, lo leo y lo tiro a la basura. Tengo gente alrededor a la que pregunto para que me ayude con ciertas cosas. EFE