Doris Day cumple 100 años

  • EL PROXIMO DOMINGO 3 DE ABRIL, EN “LA OTRA SALA CLÁSICOS “
  • Lo celebramos con un programa doble que incluye las películas “La indómita y el millonario” y “El hombre que sabía demasiado
Doris Day
Doris Day |Telemadrid

El domingo 3 de abril La Otra Sala Clásicos homenajeará a la actriz y cantante, Doris Day una de las más queridas del Hollywood dorado. Celebraremso el centenario de su nacimiento, que tuvo lugar el 3 de Abril de 1922, con la emisión un programa doble: Por un lado “La indómita y el millonario” de 1958, que la emparejó con otro de los grandes cómicos de la época, Jack Lemmon, y después “El hombre que sabía demasiado”, drama de suspense que filmó a las órdenes de Hitchcock con James Stewart como compañero de reparto. Ambas proyecciones irán precedidas por sendas presentaciones de Juan Luís Álvarez, que como acostumbra a hacer nos contará detalles desconocidos y curiosas anécdotas.

El propio Juan Luís Álvarez, nos descubre su biografía. “Doris Kappelhoff, nacida en Cincinnati pero de ascendencia alemana, iba para bailarina pero un traspié seguramente venturoso la encaminó hacia la canción donde la calidad de su voz y su elegante fraseo la convirtió en el centro de todas las miradas en sus ininterrumpidas giras por todo el país. Por entonces ya había sido bautizada como Doris Day, nombre artístico que siempre odió porque le parecía propio de una stripper.

Aquel cine de posguerra necesitado de alegrías no tardó en echarle el ojo, colocándola en simpáticos musicales en los que popularizaba canciones que luego la radio repetía sin cesar, aunque enseguida se le dieron oportunidades en territorio dramático que supo aprovechar. Interpretar Ruth Etting, chica del gángster devenida en rutilante estrella del Music Hall, le hizo subir tres o cuatro escalones de golpe y sus escenas con James Cagney como oponente fueron de altura.

Ponerse a las órdenes de Hitchcock, como aterrada esposa de un hombre que sabía demasiado, fue definitivo. El tema central del filme, el famoso “Qué será, será” la acompañaría para siempre y eso que cuando la escuchó por primera vez, dijo “ésta no pasará a la historia”. Se equivocó, pero mucho más al elegir al que sería su tercer marido Martin Melcher, que se convirtió en su representante, administrador y productor asociado de sus películas. La industria le consideraba un pesado que no valía para nada, pero como ella se había convertido en la mega estrella femenina del momento, le tuvieron que aguantar.

Sus inolvidables comedias suavemente sexuales al lado de Rock Hudson o Cary Grant resultaron extraordinariamente taquilleras y en ellas definió su imagen cinematográfica definitiva: la de una dama de cierta edad, ingenua y casi virginal a pesar de ello, con un carácter y marcada por modelitos increíbles, tocados de pesadilla y peinado imperturbable cincelado a golpe de litros de laca. El matrimonio ganó una auténtica fortuna en aquellos años 60.

Cuando el inevitable declive llegó, de tanto repetir la fórmula, quedó viuda y no tardó en descubrir que las cuentas estaban limpias y había proyectos firmados que la hipotecaron durante años. Cuando los terminó se acabó lo que se daba y desde entonces vivió semi recluida en su mansión rodeada de perros y gatos de su confianza. Y sólo salió de allí para estar en el hospital al lado de su gran amigo Rock Hudson cuando le vinieron tan mal dadas, lo que atemperó la histeria de entonces por los posibles contagios o para grabar un disco a los noventa y tantos como homenaje a su fallecido único hijo Terry y que llegó al Top 10 de las listas británicas, lo que demuestra hasta qué punto era querida y recordada por sus fans”.

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