Los desarrolladores de Assassin's Creed redescubren a un reputado corsario español del siglo XVII: Se Trata de Amaro Pargo, un comerciante y corsario canario al servicio de la corona española. Hombre devoto y pío, tenía prohibido el alcohol, el juego y las mujeres a bordo, quizá por ello amasó una fortuna que se cree que podría permanecer escondida en la cueva de San Mateo. En él y su historia se ambienta el último videojuego de la saga Assasins Creed. El cuarto videojuego de la saga se inspira en él y otras figuras de la historia de la piratería.