Uno de los tesoros que guardamos los madrileños y que desconocemos, como tantos otros, es la antigua Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. La periodista y escritora Carmen Rigalt nos habla de este fantástico lugar.
La tradición de los tapices llegó a España con la corte afrancesada de Felipe V. Aquel rey, al que llamaron El Animoso, aunque su ánimo estaba más bien disperso entre aquí y la órbita de Júpiter. Aquellos perfumados y exquisitos cortesanos franceses necesitaban del máximo lujo y esplendor que fuera posible.
Durante estos siglos la fábrica ha cambiado de lugar pero no ha dejado de producir obras maestras. Imaginaos la cantidad de artistas que han pasado por aquí con sus diseños bajo el brazo deseando ver sus cartones traducidos a fibras y nudos.
Hubo uno en concreto que destacó (como hacía con todo lo que pintaba): el magnífico Francisco de Goya y Lucientes, que durante 23 años estuvo creando delicados diseños para los tapices de la nobleza. Unos dibujos muuuuy alejados de aquellas terribles Pinturas Negras. Hoy la Fábrica sigue funcionando a pleno rendimiento usando telares de madera de más de 200 años y con la misma técnica de nuestros antepasados de hace 10.000 años.
