(Actualizado

En la calle Amaniel, muy cerca del cuartel del Conde‑Duque, surgió en 1890 la cervecera “Hijos de Casimiro Mahou”, fundada por la familia Mahou de origen francés.

Desde aquellos primeros días, la compañía apostó por una combinación innovadora: agua del Canal de Isabel II, lúpulo importado de Núremberg y malta procedente de los campos de Aranjuez, un detalle esencial y ligado a la tierra madrileña.

Las increíbles vistas de la 'playa secreta' de Madrid

En 'Voy a pasarmelo bien', Sasu da un paseo por la historia y recorre el municipio de Aranjuez mientras se cruza con diversos personajes históricos. Es ahí cuando conoce a Cayetana Mahou, una joven que, junto a su marido, está planteando abrir la que se convertirá en la famosa marca cervecera.

Hoy sabemos que así nació un producto que desde marzo de 1891 se comercializó una cerveza cuyo éxito la introduciría rápidamente en cafés y tabernas del centro de Madrid. Mahou no solo trajo la cerveza moderna a España, sino que también importó procesos industriales punteros para la época.

La marca sobrevivió a guerras, escasez y transformaciones sociales hasta que en la década de 1960, con la llegada de Mahou Cinco Estrellas, redefinió el gusto cervecero del país y se consolidó como un icono publicitario y cultural.

La primera fábrica de cerveza dentro de un estadio está en Madrid

Ahora, más de un siglo más tarde, Mahou es, además de una cerveza, parte de la memoria colectiva madrileña y de toda España. Pero la historia comenzó en el corazón urbano de Madrid y los campos de Aranjuez, un municipio verdaderamente encantador y cautivador.