Cientos de personas acudieron este sábado a la capilla ardiente de Giorgio Armani en el Teatro Armani de Milán, donde reposaba su féretro rodeado de flores blancas, farolillos rojos y la guardia de honor de los Carabineros.
El espacio, símbolo de su trayectoria en la moda, acogió a familiares, amigos, representantes del cine, la arquitectura y la moda, entre ellos Donatella Versace, Valeria Mazza o Giuseppe Tornatore.
El alcalde de Milán, Beppe Sala, declaró día de luto en la ciudad y destacó el legado del diseñador como un “gran milanés” que marcó la identidad cultural y profesional de la capital lombarda.
Armani, fallecido a los 91 años, será despedido en un funeral privado el 8 de septiembre. Reconocido internacionalmente por su creatividad y su instinto empresarial, deja un imperio valorado en 2.300 millones de euros de facturación anual y un patrimonio de 13.000 millones que gestionará la Fundación Armani para garantizar la estabilidad futura del grupo.
Sus herederos serán su hermana Rosanna, sus sobrinos y colaboradores más cercanos, entre ellos Pantaleo Dell’Orco, considerado parte de la familia.