Hace poco más de un año, Beatriz sufrió un ictus. Tras pasar por distintas terapias de rehabilitación, encontró en la piscina una ayuda para avanzar en su recuperación.
“El estar en piscina, esto te ayuda a perderle los miedos. Yo sigo acompañada de mi bastón, pero te ayuda a no tenerle tanto miedo a la calle”, explica.
Detrás de sus progresos está el proyecto madrileño Volver a nadar juntas, de la Fundación Segunda Parte, dirigido a mujeres con daño neurológico. En él, las participantes combinan ejercicios físicos con actividades cognitivas mediante distintos materiales.
“El poder transformador del agua unido a las grandes dosis de esfuerzo de las pacientes ha dado sus frutos”, señalan desde la iniciativa.
Una de ellas recuerda: “Yo he pasado por la silla de ruedas, por estar 5 años de logopedia. Para mí volver a caminar me costó muchísimo”.
Lo que comenzó en Madrid se ha extendido a otras comunidades y el número de beneficiarias ha crecido un 40% gracias al premio Iberdrola Supera, que ha reconocido el proyecto.