La empresa estadounidense que tenía previsto construir una fábrica de microchips en España ha decidido romper las negociaciones con el Gobierno español, poniendo fin a un proyecto estratégico que contemplaba una inversión de 850 millones de euros.
El anuncio de esta iniciativa se realizó en su momento en el Palacio de La Moncloa, con la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como parte de una apuesta por reindustrializar el país y reforzar su autonomía tecnológica, en línea con los objetivos marcados por la Unión Europea.
La operación contaba con el respaldo de fondos europeos, lo que subrayaba su relevancia dentro del plan de recuperación y transformación económica. El proyecto se consideraba clave para el desarrollo de la industria de semiconductores en España, un sector estratégico a nivel mundial.
Aunque no han trascendido las razones oficiales de la ruptura, la cancelación supone un duro revés para el Gobierno y para las expectativas de posicionar a España como referente en la producción de microchips en Europa.