¿Quién dijo que cada cosa a su tiempo o que todo tiene una edad?... Comenzar una nueva vida o aprender y nosotros hemos salido a la calle en busca de historias que demuestran que "Nunca es tarde".
Y si no que se lo pregunten a Antonio, más conocido como 'el tragamillas', que a sus 74 años no solo se niega a jubilarse sino que ya es todo un experto en correr maratones, suma ya más de 100.000 kilómetros en sus piernas. Para poder seguir haciéndolo, corre cada día después del trabajo un mínimo de 8 kilómetros.
Le sigue de cerca Mariano, un agente inmobiliario de 69 años aún en activo, que empezó ya tarde, hace 20, a practicar deporte. Su pasión por el ejercicio físico diario le enganchó de tal manera que ni un cáncer de colon ni otro de pulmón le frenaron las ganas de subir a su bicicleta y hacerse todos los domingos la friolera de más de 200 kilómetros, con la subida de varios puertos incluida.
También marchosa es Mari Carmen, una jubilada de 70 años, hija de piloto, que por la época en la que le tocó vivir tuvo que renunciar al sueño de seguir los pasos de su padre. Aplicando aquello de nunca es tarde, sus hijos la van a sorprender con un regalo especial que le permitirá cumplir su sueño de toda la vida: tirarse en paracaídas.
A ellas el éxito les llegó después de muchos años de carrera. Las Supremas de Móstoles, 3 hermanas ahora de sobra conocidas, empezaron a cantar con 15 años pero la fama no les llegó hasta 44 años después. Y sin duda, el mayor ejemplo de que nunca es tarde es la historia de amor que protagonizan Ángel y Encarna, dos viudos octogenarios que se concieron hace 15 años recuperando la ilusión, la esperanza pero, sobre todo, las ganas de vivir.