Uno de los aspectos más representativos de Galway (tercera ciudad más poblada de Irlanda, con 88.000 habitantes) son las casas de colores que hallamos próximas al puerto.
La leyenda más común asegura que son así para que los pescadores pudieran reconocer sus casas cuando volvían de faenar.
Sin embargo, existe otra leyenda que narra lo que bien podría ser una auténtica novela policiaca.
Según cuentan, un hombre en estado de embriaguez llegó a su casa y, tras sorprender a su mujer siéndole infiel, acabó con la vida de su esposa y su amante.
Lo que no se esperaba el infractor de los hechos es que, a la mañana siguiente, al despertar, tomase consciencia de que aquella, en realidad, no era su casa. Por consiguiente, había asesinado a una pareja de vecinos que nada tenían que ver con su mujer.
Este suceso propició que se pintaran las casas de colores con el propósito de que no volviese ocurrir nada similar.