Gracias al teleférico de Quito subimos a 4.100 metros de altura hasta la cumbre del Pichincha, el volcán icónico de los quiteños.
Aquí cuesta respirar si no estás acostumbrado a vivir en altura. El cambio brusco de temperatura y la falta de oxígeno puede afectar a personas con problemas cardiacos o respiratorios y a los bebés.
El viaje merece la pena. Desde esta cumbre contemplamos la ciudad de Quito y parte de la cordillera de los Andes, incluido el volcán Chimborazo, considerado el punto de la tierra más cercano al sol.