Vídeo: EVA S. CUESTA | Foto:Telemadrid
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Conducir bien ha dejado de ser una simple habilidad para convertirse en una prioridad en el ámbito laboral, especialmente cuando las estadísticas reflejan una cruda realidad.

En 2024, se produjeron más de 11.900 accidentes de tráfico en Madrid, de los cuales un 13,5% fueron laborales. Esta cifra incluye 160 accidentes graves y mortales, y el 68% de ellos ocurrieron durante los desplazamientos de ida o vuelta al trabajo.

Ante este panorama, el Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo (IRSST) está impulsando programas de formación avanzada para conductores. La necesidad de esta formación se basa en una evolución del entorno que muchos conductores no han podido seguir.

"Muchos de nosotros aprendimos a conducir hace 20-25 años y los vehículos, las carreteras, la tecnología, han cambiado. Es muy importante poder entrenar esas destrezas en un circuito, en una pista cerrada, donde la gente se siente mucho más segura para desarrollar esas habilidades siempre de la mano de instructores que les van guiando", explica Teresa Moreno, responsable de Formación del IRSST.

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En colaboración con la Fundación RACE, estos cursos buscan brindar a los conductores las herramientas necesarias para enfrentarse a situaciones reales. "Van a conocer exactamente las peculiaridades del vehículo eléctrico, van a saber cómo reaccionar en una situación de emergencia, van a aprender a mirar lejos, a ampliar su campo de visión, trazar curvas, en fin, un montón de cosas", detalla Silvia Ubago, responsable de formación e investigación de la Fundación RACE.

La oferta formativa es amplia y se adapta a diferentes necesidades, impartiéndose no solo con vehículos eléctricos, sino también con todoterrenos, furgonetas, motocicletas y turismos de combustión.

El objetivo principal es que los participantes adquieran destrezas para manejar situaciones de emergencia, curvas, trazados evasivos y conducción sobre superficies deslizantes como el agua.

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"Es una formación muy aplicable, muy recomendable y, además, muy necesaria. Nosotros consideramos que estos cursos deberían de ser obligatorios para todos los conductores porque es necesario reciclarse y saber que los vehículos cambian, que las carreteras cambian, todo cambia y nosotros deberíamos saber exactamente cómo actuar en cualquier momento", añade Silvia Ubago.

En un mundo en constante transformación, la seguridad al volante se consolida como un pilar fundamental para garantizar que cada trabajador llegue sano y salvo a su destino, convirtiendo la formación continua en conducción no en una opción, sino en una inversión imprescindible en prevención.