Una semana después del hallazgo del cuerpo de Asunta el móvil es la incógnita
La madrugada del pasado domingo dos viandantes se encontraron el cadáver de Asunta Basterra Porto, de 12 años y de origen chino, en una pista forestal de Teo, una localidad cercana a Santiago de Compostela, y una semana después el móvil del crimen sigue siendo una incógnita en la investigación.
Los padres de Asunta, la abogada Rosario Porto y el periodista Alfonso Basterra, fueron detenidos y enviados a prisión comunicada y sin fianza por un supuesto delito de homicidio, pocos días después de denunciar a la Policía la desaparición de la niña, en torno a las diez de la noche del pasado sábado, unas tres horas antes de que fuera localizado el cuerpo de la menor.
Asunta era hija única y residía en Compostela con su familia, que la adoptó cuando apenas tenía un año. Mantenía un blog, en inglés, en el que trataba de descubrir los enigmas de varios parques de la capital gallega, y era una destacada estudiante, de carácter vital y alegre, que recibía clases de música y ballet.
El crimen ha conmocionado a sus compañeros del Instituto Rosalía de Castro y también a la sociedad compostelana, que ha vivido con asombro y abatimiento el desarrollo de la investigación y que incluso, desde su entorno familiar, todavía no se explican lo ocurrido.
El delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez, es partidario de "estar a la espera de lo que pasa y no especular demasiado" sobre este caso cuya investigación, a cargo del magistrado titular del juzgado de instrucción número dos de Santiago, José Antonio Vázquez Taín, mantiene abiertas todas las vías sobre el móvil del crimen.
La pequeña Asunta, que mañana habría cumplido 13 años, falleció, según los análisis toxicológicos, tras ser sedada con un medicamento y posteriormente asfixiada.
El pasado viernes decretó el ingreso en la cárcel de Teixeiro de sus padres, a quienes desde el primer momento se les ha aplicado el protocolo de prevención de suicidios, y que en sus declaraciones ante el magistrado dijeron no ser autores de su muerte violenta y presentaron coincidencias en sus relatos.
Ese día, tanto el letrado de Rosario Porto como de Alfonso Basterra renunciaron a defenderlos, días después de que la periodista Tareixa Navaza, que había ejercido de portavoz de la familia, declinara seguir siéndolo tras la detención de la madre al considerar que desde ese momento debían hablar los abogados.
A ambos, tanto a Porto como a Basterra, se les imputa un delito de homicidio y posible asesinato a la espera de los resultados de toxicología. En el auto del magistrado Vázquez Taín se resalta la importancia de estos análisis en la calificación del delito, en aras de comprobar si llevaban tiempo suministrando pastillas a la niña, lo que implicaría premeditación y, en consecuencia, un delito de asesinato.
Ramón García, abogado de la escuela de música Play, donde estaba matriculada Asunta, relató al instructor un incidente ocurrido el 23 de julio por si fuese relevante, acerca de que ese día el padre de la niña la dejó en el centro y contó al profesorado que estaba recibiendo un "fuerte" tratamiento médico que la dejaba aturdida.
Efectivamente las profesoras notaron un "pequeño mareo" en la pequeña, hecho que comentaron al padre cuando regresó a recogerla al término de su clase, de la que no se ausentó, como tampoco hizo al día siguiente en que volvió al aula sin presentar la sintomatología.
Además, la Guardia Civil, apoyada en incoherencias testimoniales y en las grabaciones de las cámaras de seguridad, imputó por presunto homicidio a Rosario Porto tras la ceremonia de cremación de su hija por las "incongruencias", "ambigüedades" y "versiones contradictorias" que se reflejan en la denuncia efectuada por la desaparición de la menor el sábado.
También fue determinante el hecho de que una de las cámaras próximas al domicilio de Rosario Porto en la capital gallega grabase a la madre y a la niña en el interior de un coche a una hora en la que según la versión de la detenida la cría ya habría sido dada por ausente.