Visitamos San Lorenzo de El Escorial con Blanca Juárez, alcaldesa de esta localidad serrana.
En plena Sierra de Guadarrama, a tan sólo 50 kilómetros de Madrid, se encuentra San Lorenzo de El Escorial. El Monte Abantos, su pinar y la dehesa de La Herrería componen el paisaje natural de este lugar, que tiene en el Monasterio de El Escorial su eje principal.
En su trazado urbano armonizan casas señoriales de estilo herreriano, con avenidas racionalistas y pequeñas plazas de diseño anterior. Enclavada en la sierra madrileña ofrece multitud de oportunidades de ocio y rutas culturales, como las que llevarán al viajero a Ávila, Segovia, Toledo o Madrid.
La población madrileña de San Lorenzo del Escorial, Conjunto Histórico-Artístico, surgió alrededor del Monasterio de El Escorial. Este bello conjunto arquitectónico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fue mandado construir por Felipe II en el siglo XVI para conmemorar la Batalla de San Quintín.
Poco a poco se fue consolidando un trazado urbano a su alrededor, ya que aristócratas y burgueses de la capital levantaron aquí sus residencias de verano. Se trata, en definitiva, de una elegante población de rico patrimonio monumental rodeada de montañas y bosques.
El Monasterio El Real Monasterio posee una complicada estructura diseñada por Juan Bautista de Toledo y llevada a cabo por Juan de Herrera. La simplicidad de sus líneas concentra toda la atención en la armonía de patios, fuentes, claustros y torres.
Más de 4.000 habitaciones se distribuyen entre las áreas principales. El Patio de los Reyes de Judea da entrada a la Basílica, que cuenta con un cimborrio de 95 metros de altura y pinturas de Lucas Jordán, entre sus elementos principales. San Lorenzo también fue construido para albergar al Panteón Real y aquí se encuentran enterrados monarcas españoles de las casas de Austria y Borbón.
En el Museo de Arquitectura se conservan documentos concernientes a las obras de ejecución del Monasterio, en los que se constata la participación de grandes maestros llegados de toda Europa. Asimismo, destacan los abundantes manuscritos (árabes, griegos y latinos) de su Biblioteca y la inestimable colección de pinturas de las Salas Capitulares. El Greco, Ribera, Tiziano, Velázquez o El Bosco son algunas de las firmas que aquí se pueden contemplar. Tiziano, Veronés, Zurbarán y Tintoretto esperan en el museo de Pintura.
Entre la Lonja, una enorme plaza alrededor de este conjunto arquitectónico, y la calle de Floridablanca se alza la sobria estructura de las Casas de Oficios. Ideadas para albergar dependencias palaciegas, destacan por sus grandes sillares de piedra y la pizarra de sus cubiertas. Por su parte, la actual Universidad de Santa Cristina nació para cobijar los hornos, cocinas, cuadras, herrerías y demás dependencias anexas al monasterio, las llamadas Casas de la Compaña.
Formando parte del trazado urbano de esta localidad también encontramos la Casa de los Infantes y la Reina, el Coliseo de Carlos III y otros edificios singulares. Casas y palacetes se pliegan a un urbanismo racionalista que perpetúa la simetría del Monasterio. El Palacio del Marqués de Campo Villar, la Casa del Duque de Medinaceli o la Casa de las Columnas son algunas bellas muestras.
El actual Euroforum, lugar donde se imparten los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid, fue en su día Casa de las Familias de Infantes. Remodelado varias veces a lo largo de los siglos ostenta el título de Monumento Histórico-Artístico. En la dehesa de La Herrería, con unas maravillosas vistas sobre San Lorenzo, se emplaza la Casita del Infante, o de Arriba. Este palacete fue mandado construir por el infante Don Gabriel de Borbón, hijo de Carlos III, para apartarse del protocolo palaciego. El diseño de su planta y de sus jardines se deben a Juan de Villanueva.
Gastronomía y alrededores
En San Lorenzo de El Escorial el visitante puede, además, saborear la auténtica cocina madrileña y serrana. Caracoles, tortilla de patatas y embutidos servirán de aperitivo. El cocido madrileño (garbanzos, carnes y verduras), los callos y las sopas de ajo hunden sus raíces en la más pura tradición castellana. Por su parte, entre los segundos la ternera de la sierra de Guadarrama se sirve a la brasa, mientras que el cordero y el cochinillo se prepara al horno. Besugo y bacalao son los pescados preferidos de la zona centro. Y de postre, rosquillas de anís, canutitos de crema o mantecados