Igual que nos ocurre a las personas, las enfermedades también se pueden manifestar en las organizaciones empresariales grandes y pequeñas. Dado que las organizaciones se comportan como individuos imperfectos y son tan frágiles como ellos, son también susceptibles de enfermar. De este modo, la ceguera y la sordera son dos de las principales enfermedades de las empresas pero también sufren obesidad cuando engordan plantillas con puestos de dudosa utilidad; esquizofrenia cuando tratan con guante blanco a los clientes y maltratan a los empleados o miopía cuando no reconocen los cambios del mercado con anticipación. ¿Hasta qué punto la enfermedad de la empresa hace enfermar a sus trabajadores? Las respuestas, en Fórmula Salud.