Ricardo González Dávila nació en el centro de Madrid, pero desde muy pronto ha hecho de su casa el mundo. Ya ha entrenado en diez países de cuatro continentes, y en Corea del Norte ha dirigido a sus selecciones nacionales masculina y femenina.
"Viajar sirve para desterrar bulos y con Corea del Norte hay muchos. Es un país fantástico donde todas las necesidades básicas están cubiertas. El día que Pyongyang se abra, recibirá tantos visitantes como París, Madrid o Nueva York".
Ahora, el técnico madrileño viene de dirigir a Túnez y vive en Islandia, pero regresaría a todos los países donde ha vivido: "Por ejemplo, Bolivia es un país precioso. Jugar a casi cuatro mil metros no es fácil y las carreteras son terribles. Una vez los americanos del equipo se bajaron del autobús y amenazaron con no jugar si no iban en avión".