El Parlamento de Portugal ha aprobado recientemente una ley que prohíbe taparse el rostro en espacios públicos, lo que incluye el uso del burka y del niqab.
Con esta decisión, el país vecino se suma a otros Estados europeos como Francia, Bélgica y Dinamarca, donde esta medida ya está en vigor. Las sanciones por incumplir la nueva normativa oscilarán entre los 200 y los 4.000 euros.
Mientras tanto, en España continúa abierto el debate. El país aún no cuenta con una legislación específica que limite el uso de estas prendas en espacios públicos, y las posiciones siguen siendo encontradas.
Por un lado, Amneris López, una mujer convertida al islam, denuncia que su decisión de llevar velo le ha supuesto dificultades laborales: asegura que ha sido rechazada en varios empleos por este motivo. Por otro, Elena Ramallo, doctora en Derecho, defiende la necesidad de una regulación que establezca límites claros, al considerar que el burka, el niqab y otras prendas similares son símbolos impuestos a las mujeres y, por tanto, contrarios a la igualdad.