La sentencia del Tribunal Supremo sobre el ya exfiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, identifica tres elementos fundamentales del caso.
En la página 23, el magistrado considera probada “la filtración del correo”, un hecho que califica como constitutivo de un delito de divulgación de datos que “jamás debieron ser divulgados”.
Más adelante, en la página 140, el tribunal apunta que fue García Ortiz “o una persona de su entorno y con su conocimiento” quien filtró el mensaje relativo a la pareja de Isabel Díaz Ayuso.
El Supremo también subraya que su deber de confidencialidad no desaparece por el hecho de que la información ya circulase públicamente.
