Solo quedan 40 en España, y 9 en Madrid. Una profesión que poco a poco ha perdido fuerza por la era del ‘selfie’, ya que todas las personas tienen acceso a una cámara digital.
Los artistas usan cámaras de principios del siglo XX, algunas realizadas con materiales cotidianos, en esta época en donde la inmediatez manda, los minuteros reivindican la pausa, la necesidad de hacer una buena fotografía con tiempo.
Los últimos minuteros piden al Ayuntamiento de Madrid que les proteja. El problema es que estas cámaras necesitan trípode, y existe una ordenanza que prohíbe que se utilice el trípode porque se considera que es una ocupación del espacio público.
Un oficio centenario que da color y originalidad a las calles de Madrid, a pie de calle, dependen de las condiciones meteorológicas y de que la policía no les haga abandonar el lugar. Quieren ejercer el oficio dignamente y que su profesión perdure, ya que está a punto de extinguirse.