Algunas calles de Carabanchel Alto, nos dicen, se han convertido en cementerios de coches: algunos llevan ahí abandonados más de dos años. Y las consecuencias son, claro, por un lado suciedad pero también inseguridad. Son un reclamo para los delincuentes que acuden al barrio a desguazarlos, incluso a quemarlos, así que se temen una desgracia cualquier día.