Antonio Ferrera rompe los moldes del toreo en San Isidro

El regreso a los ruedos del torero pacense era algo más que una incógnita. Un percance que generó mucha incertidumbre se presentó como una triple comparecencia, la suya, que habría de alterarse. No faltaban nombres, porque el nivel de los jóvenes en la feria está siendo más que destacado. Pero el viernes, Ferrera se fue a Córdoba a reaparecer y el sábado hizo el paseíllo en Madrid. El resto, una oda al toreo.

Completo y arrebatado con el capote, desmayado y cadencioso con la muleta y original y rotundo con los aceros. Una faena completa por su variedad y distinción. No encontrarán en la historia de la Tauromaquia una obra igual. Generoso con el buen toro de Zalduendo y eficaz en el juego de la distancia. Toreó al natural por ambas manos, jugando las muñecas y acompañando con todo el cuerpo. Maravillosa faena de dos orejas incontestables que un presidente con afán de protagonismo dejó en una una. Se dio dos vueltas al ruedo el torero y, como le faltaba una para salir a hombros, se entretuvo en cortarle las dos orejas al cuarto. Fue otra obra magna de inspiración y deleite. Caviar. Toreo del caro. Difícil será que alguien pueda superar la tarde de Ferrera, serio candidato a triunfador de la feria y es que le quedan todavía dos tardes.

El otro triunfador del fin de semana ha sido el rejoneador Leonardo Hernández, que salió ayer a hombros tras cortar una oreja a cada uno de sus toros. Puerta grande triunfalista, la décima de su carrera, que quedará como anecdótica por la cifra, pero no por los quilates de sus faenas. El viernes fue Paco Ureña el más destacado de una tarde que no pasará a la historia. Toreó con mucha verdad, cierto es que su tarde anduvo en la intermitencia que suele reinar en los trasteos del torero de Lorca, muchas veces más preocupado en la escenografía y en el dramatismo que en el toreo per se. Cortó una oreja.

Arranca una nueva semana con la tercera y última novillada del abono. Se lidiarán utreros con el hierro de Fuente Ymbro y darán cuenta de ellos Juanito, Antonio Grande y Diego San Román.

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