Vídeo: REDACCIÓN/AGENCIAS | Foto:Telemadrid
(Actualizado

La M-30, una de las arterias principales de la capital, cumple 50 años marcada por una evolución constante que ha cambiado radicalmente su estructura y funcionalidad. A diario, más de 1.086.000 vehículos circulan por esta vía, cifra que evidencia su papel esencial en la movilidad madrileña.

El cambio más significativo en su historia ha sido, sin duda, el soterramiento de parte de su trazado mediante la construcción de los conocidos túneles de la M-30.

Los túneles de la M-30: una obra que salva vidas

Esta ambiciosa obra no solo ha transformado la fisonomía urbana, liberando espacio en superficie y mejorando la calidad del aire, sino que también ha supuesto un importante avance en seguridad vial.

Los entresijos del túnel

Los túneles cuentan con un sistema de salidas de emergencia equipadas con señalización luminosa, luces verdes y rojas, que guían a los usuarios durante una evacuación. Además, disponen de un avanzado sistema de ventilación que garantiza la calidad del aire: mediante tolvas se extrae el aire contaminado, que es filtrado y purificado antes de ser impulsado de nuevo a través de pozos de ventilación específicamente diseñados para estos espacios.

Otro elemento clave en materia de seguridad y mantenimiento es la galería de emergencia situada bajo la calzada. Este corredor subterráneo, de 7 kilómetros de longitud, se utiliza para tareas de conservación, pero también está preparado como vía de evacuación en caso necesario.

Cinco décadas después de su inauguración, la M-30 no solo sigue siendo imprescindible para la movilidad en Madrid, sino que se consolida como un ejemplo de adaptación urbana e innovación tecnológica al servicio de los ciudadanos.