Se conocen como las "líneas calientes de la EMT", líneas conflictivas que recorren barrios marginales. Los conductores de estos autobuses denuncian las amenazas y agresiones que sufren mientras realizan su trabajo. Y no solo los conductores, también los usuarios.
Los carteristas son "clientes" habituales de algunas de estas líneas y tratan de aprovechar el trayecto para desplumar a algún viajero. Es el caso de la línea 27, una de las preferidas por los amantes de lo ajeno.